Tres bulos sobre los ETF

Mesa Redonda ETF Morningstar
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Decía Albert Einstein que es más difícil desintegrar un prejuicio que un átomo. La industria de gestión de activos no es ajena a esta realidad. Es algo muy extendido en el mundo de los ETF, productos cuyo fortísimo crecimiento a lo largo de los últimos años a nivel de activos ha ido acompañado de algunas ideas preconcebidas, a menudo falsas, sobre estos vehículos de inversión. En una mesa redonda organizada por Morningstar y moderada por José García-Zárate, director asociado y analista de fondos pasivos en la entidad, Aitor Jauregui (BlackRock), César Muro (DWS), Juan San Pío (Amundi) y Ana Concejero (State Street) han querido desmontar las falsedades más habituales que se suelen oír sobre los ETF.

Primer bulo: la gestión pasiva distorsiona los precios de los activos y promueve una asignación ineficiente de los recursos. Según Jauregui, los datos revelan lo contrario. “Los ETF pesan muy poco dentro de lo que representa el universo invertible. Hay seis billones de dólares en fondos cotizados a nivel global, aproximadamente cinco en productos de renta variable y materias primas y uno en estrategias de renta fija. En fondos activos a nivel global hay 70 billones. La relación está muy clara: cinco billones frente a 70. En renta fija hay 110 billones, de los cuales solo uno está vehiculizado a través de ETF. Por lo tanto, parece que el impacto del flujo que existe en ETF en el universo es muy escaso por el bajo volumen que representa”, explica el responsable de BlackRock para España, Portugal y Andorra.

Para demostrar su afirmación, pone ejemplos. “En renta variable americana, por cada dólar que rota proveniente de inversiones indexadas rotan 22 dólares procedentes de gestión activa. Esto demuestra que el peso de la negociación vía ETF es muy escasa. En diciembre de 2018, un mes muy volátil en el que repuntó la actividad, el 37% de la negociación en EE.UU. fue a través de ETF, casi todo en mercado secundario, lo que no supuso la creación ni destrucción de participaciones. Ese mercado secundario limita el impacto en el primario. La acción de Apple negocia al mes 66.000 millones, de los cuales solo un 5% proviene de ETF a pesar de que la acción está presente en más de 300 ETF. No sabemos a partir de qué límite la negociación en el mercado primario puede tener un impacto en el mercado, pero lo que sí sabemos es que estamos muy lejos de este escenario”.

Segundo bulo: los ETF están vendiendo liquidez donde no la hay, sobre todo en renta fija. Tal y como indica Juan San Pío, director comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica, la liquidez es la del subyacente. “El mercado secundario es una fuente adicional de liquidez. Si el mercado subyacente no tiene liquidez, lo normal es que el ETF tampoco la tenga pero no por el producto en sí, sino por el propio subyacente”. Dicho esto, los expertos recuerdan que la garantía del ETF está en el secundario, ya que la negociación en este mercado puede amortiguar la liquidez en momentos de estrés. Si no es suficiente porque el sell off de mercado es muy fuerte, está el mercado primario que es exactamente lo mismo que cualquier otro vehículo de inversión.

“En caso de que las órdenes de venta sean masivas, el market maker puede acudir al mercado primario y ahí es cuando el creador de mercado encontrará un precio de equilibrio en el que poder transaccionar”, complementa César Muro, especialista de Inversión en Gestión Pasiva en DWS. Sin embargo, si nos fijamos en lo ocurrido en periodos de tensión en mercados menos líquidos, como el de high yield, lo cierto es que los inversores utilizaron con éxito el ETF como puerta de salida. “El gran hándicap de la industria sigue siendo la formación en cuanto a operaciones de contratación y liquidez de los ETF”, reconoce Ana Concejero, directora de Ventas para España y Portugal de State Street. Y eso a pesar de que el ETF está siendo utilizado como la principal puerta de salida cuando se necesita liquidez.

Jauregui lo demuestra con episodios concretos en los que ha sucedido esto. “En diciembre de 2018 se negociaron 74.000 millones en ETF de high yield, mes récord, frente a los 150.000 millones que se negociaron en directo, la menor negociación en bonos de los últimos cuatro años. Esto demuestra que en momentos de estrés se negocia más en ETF y menos en bonos en directo. Esto ocurre porque el inversor, cuando tiene que reembolsar, en lugar de tener que llamar a su bróker para vender 50 líneas, utiliza el ETF como manga de liquidez para, a través de un único ticker, vender una exposición diversificada al mercado de high yield. Lo vimos en diciembre de 2015, en mayo-junio de 2013 con el taper tantrum, en agosto de 2011… En momentos de estrés es cuando más se utiliza el ETF”, argumenta.

Tercer bulo: los ETF no son productos para invertir a largo plazo. Cuando Juan San Pío comenzó su carrera en el negocio de ETF en 2006, lo que podría esperar es que se trataba de un producto para invertir intradía. “Después de todos estos años, me he dado cuenta de que es todo lo contrario. Se utiliza para invertir a medio y largo plazo. Entre el 60 y el 70% están en inversiones a largo plazo", afirma. Los distintos estudios que se han ido publicando sobre el uso que el inversor hace de estos vehículos apuntan cada vez más en esta dirección.

Según la encuesta EDHEC European ETF & Smart Beta & Factor Investing, este año sido el único en el que las inversiones tácticas han superado por muy poco a las inversiones a largo plazo. Para San Pío, esto se debe al propio desarrollo de la industria. "Cada vez se están lanzando más ETF sectoriales, ESG, temáticos… estrategias que son más tácticas, lo que hace que el uso táctico y estratégico se esté equilibrando”, apunta el director comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica.