Tres visiones sobre la idoneidad de la gestión activa y consejos para una adecuada selección

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Mon Labiaga Ferrer, Flickr, Creative Commons

La baja volatilidad actual y las altas valoraciones en renta fija y renta variable vuelven a dar vida al debate sobre las bondades de la gestión activa frente a la gestión pasiva. “En los próximos años habrá más dispersión entre gestores que en el pasado”, vaticina Vianney Hocquet, gestor de crédito en Pioneer Investments. Hocquet opina que de hecho ya se está empezando a observar esa dispersión en el presente: “Actualmente puedes ver que algunos gestores tienen como escenario central la reflación, pero hay otros que han optado por ponerse largos en duración”.

“El año pasado, la diferencia de rentabilidad estuvo condicionada en gran parte por cuánta beta tenías en cartera. Creo que este año va a ser muy interesante; veremos a final de año quién ha tenido la razón, pero debería haber más dispersión”. Por tanto, concluye el gestor, “este es el momento para generar alfa en la parte macro”.

“Estamos en un entorno de incertidumbre extrema en el que es probable que la volatilidad esté al alza. Es muy importante seleccionar gestores de fondos que reconozcan esto en sus carteras”, declara Ben Leyland, gestor de JO Hambro. Esta boutique ha destacado por su especialidad en inversión en renta variable con sesgo value o blend. Dentro de este contexto, Leyland afirma que “los mejores gestores saben moverse en entornos de volatilidad, pueden usarla para crear valor siempre que piensen en el valor intrínseco de los negocios que estén comprando, que sean selectivos, pacientes y abiertos de mente”.

“Cuando compras un fondo, no estás invirtiendo en las posiciones actuales del fondo, sino que estás comprando la experiencia del gestor y su habilidad para adaptar la cartera cuando cambian las circunstancias”, concluye el experto.

Wim-Hein Pals, jefe de activos en mercados emergentes de Robeco, también destaca la necesidad de un enfoque de gestión activa para invertir en activos emergentes. Pone un ejemplo del modus operandi de su firma: “No tenemos inversiones en muchos países que están en el índice MSCI Emerging Markets, como Turquía, Chile o Filipinas. Con la gestión pasiva, inviertes en todos esos países, que tienen fundamentales bastante bajistas. Por eso creemos que es clave estar primero en los países adecuados y luego proceder con la selección de valores".

Consejos para invertir en gestión activa

Henderson ha elaborado recientemente un informe en el que reflexiona sobre qué pueden aportar los gestores activos para generar valor añadido para los clientes. Han identificado tres razones; en primer lugar, que gracias a un enfoque selectivo “pueden detectar empresas innovadoras y bien gestionadas y sobreponderarse en aquellos emisores que consideren que ofrecerán grandes resultados en el futuro”. En segundo lugar, porque “pueden reaccionar y anticiparse a la evolución de los temas de inversión modificando sus ponderaciones en sectores y tipos de activos”. Y, finalmente, porque en momentos complicados para los mercados “pueden evitar aquellos ámbitos con perspectivas en situación de deterioro, lo cual contribuye a proteger su capital”.

En la firma han identificado más tendencias de gestión activa que se pueden desarrollar en el futuro, empezando por la cuestión de las comisiones: consideran probable que en el futuro “los gestores activos deban bregar con exigencias mucho mayores para demostrar el valor que ofrecen a los inversores finales y cómo éste justifica los honorarios que cobran”. Esta exigencia podría traducirse en “comparaciones de rendimiento más detalladas con respecto a sus competidores con enfoques pasivos, semipasivos y activos”, así como “comparaciones de los servicios adicionales, incluidos en tales comisiones, que prestan a los inversores finales”.

La segunda tendencia está relacionada con las inversiones sostenibles: “Dado que son cada vez más populares, los gestores activos podrían asistir a un aumento de la demanda de carteras con estilos de inversión socialmente responsables que reflejen determinados valores”.

También podría verse en el futuro “un alza en el control de la idoneidad de los enfoques pasivos en el caso de determinados inversores finales”. Se refieren a que, habida cuenta de que los gestores activos sí tienen margen para modificar sus posiciones en cartera para beneficiarse de los periodos de volatilidad, “puede que salga a cuenta el mayor coste para los inversores finales que no se sienten cómodos realizando complicados pronósticos sobre el mejor momento en que invertir”.

A partir de datos proporcionados por Morningstar Direct, expertos de Capital Group han realizado un análisis para detectar fondos de gestión activa que han generado retornos superiores al índice a lo largo del tiempo. Simplemente han buscado los productos con TER bajo y en los que el gestor haya invertido una cantidad elevada de dinero propio. “Filtramos toda la base de datos de Morningstar con fondos de renta variable estadounidense de grandes capitalizadas que estuvieran en el primer cuartil por TER más bajo, y los del primer cuartil con mayor inversión propia de los gestores. Los fondos en la intersección de estas dos variables componen el grupo de Activos Selectos que, de media, generaron resultados más elevados cuando se comparaban con los índices a lo largo del tiempo”. La conclusión a la que llegan en la firma sobre este experimento es que los inversores deben “emplear hechos para identificar fondos Activos Selectos”.

Otra parte del estudio de Capital Group se centraba en los resultados recurrentes de todos los fondos activos; su observación revela que “el mito de la superioridad frente al índice se ha convertido en un dogma”, en el sentido de que tan sólo un tercio de los gestores consiguieron batir a sus índices de referencia en los 12 meses previos al 30 de junio de 2016, mientras que sólo un 24% consiguió batir al índice en un periodo de diez años. En cambio, los fondos calificados como Activos Selectos (es decir, que incluyen las dos variables ya citadas) sí que consiguieron batir al índice en la mayoría de los periodos estudiados, con una media del 55% de las veces que se incrementó hasta el 89% si se acota el periodo a diez años.