Un año entero de salidas de dinero en fondos de bolsa europea y por qué la tendencia puede seguir así

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Lee Key, Unsplash

No es el centro de ninguno de los grandes conflictos del momento, pero está siendo el gran damnificado de todos. Los fondos de renta variable europea encadenan 12 meses de salidas netas. Desde el segundo trimestre de 2018 el goteo ha sido constante. Un hito solo logrado por esta categoría de fondos ya que incluso la renta variable emergente vio entradas positivas en el primer trimestre de 2019. Desde el arranque de esa tendencia negativa han salido de UCITS de bolsa europea más de 75.500 millones de euros netos (a cierre de mayo). Los últimos 11 meses de huida se aprecian con claridad en el gráfico elaborado por Lyxor a partir de datos de Morningstar. Y junio no ha sido una excepción, según confirman los últimos datos de flujos a cierre del primer semestre.

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Tal es el sentimiento negativo con Europa que “estar cortos de bolsa europea” fue la apuesta más abarrotada en marzo y abril de este año, según la encuesta a gestores de Bank of America Merril Lynch.

Como ya adelantaba un informe de Barclays hace unos meses, se ha producido un éxodo en Europa. Los inversores estadounidenses se han convertido en vendedores netos a 12 meses de renta variable europea por primera vez en 4 años. “Nadie parece querer darles el beneficio de la duda mientras la región permanece rehén a la incertidumbre comercial y políticas desordenadas”, afirman. Ni si quiera aquellos gestores que pueden crear una cartera global están demasiado emocionados con Europa. “La beta de la renta variable europea a la bolsa global es más alta. Por eso, si las cosas se tuercen va a ser uno de los nichos donde más se va a expresar ese miedo”, explica Andrew Etherington, gestor del Global Income Generation de AXA Investment Managers.

El problema no es tanto que haya algo inherentemente negativo en Europa, sino que tampoco hay motivos para ver en ella las mejores oportunidades. En una reciente visita a Madrid, Geraldine Sundstrom, responsable de gestión de carteras de asignación de activos de PIMCO para EMEA, resumía todo lo que buscaba para confiar en una apuesta. Y la realidad es que la bolsa europea no lo ofrece. A la experta le preocupa China… pues un importante peso de las exportaciones de Europa son para el país asiático. Teme por el auge del populismo, pues Europa tiene que luchar con ello en varios frentes políticos. Estructuralmente la demografía es un riesgo, pues los países europeos tienen una de las poblaciones más envejecidas. La tecnología será el motor del desarrollo futuro, pero el modelo de Europa bebe sobre todo de los sectores de la “economía antigua”. El sector financiero está sufriendo una sequía de liquidez con unos balances que han asumido más riesgo; pues es uno de los sectores más relevantes en las bolsas europeas. En resumen: que parece que todos los vientos soplan en contra.

El apetito por la bolsa europea no termina de despertar. Es cierto que BlackRock ha mejorado sus perspectivas para la clase de activos, pero se mantiene en neutral ante los tres riesgo que menciona Sundstrom: la guerra comercial, una ralentización de China y riesgo político. Coincide en esa cautela Nadege Dufosse, responsable de asignación de activos de Candriam: “La zona euro parece incluso más vulnerable: dispone de márgenes de maniobra presupuestarios limitados, unos tipos que ya están en territorio negativo, y se encuentra expuesta a numerosos riesgos políticos internos y externos a la zona”. La experta no descarta que el pesimismo actual con la bolsa europea pueda dar lugar a una sorpresa positiva, incluso una rotación “brutal y rápida” de estilos de inversión (del sesgo crecimiento actual al value). Pero insiste en recordar las complicaciones. “Esto se encuentra probablemente condicionada a la publicación de mejores datos económicos y a un aumento de los tipos”, lamenta.