Como cada año, repasamos el comportamiento de las principales clases de activos. Varias han logrado batir a la inflación, pero bastantes categorías de renta fija han decepcionado.
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La foto final de 2023, a falta de las últimas sesiones, nos deja con una imagen mucho más positiva que la del año pasado. Con el renovado risk-on de los últimos dos meses, varias clases de activos han logrado batir a la inflación, como vemos en el tradicional cuadro de rentabilidades que comparten desde Candriam.
Gracias al suave aterrizaje de la economía mundial, que Candriam ya pronosticaba para 2023, ha sido un buen año para los activos de riesgo y especialmente para los índices de renta variable. Sin embargo, como bien apunta Thibaut Dorlet, gestor sénior de carteras multiactivos, la subida ha sido desigual, marcada por una fuerte preferencia por las megacapitalizaciones estadounidenses, es decir, las conocidas como las Siete Magníficas. 2023 también ha sido un buen año para las principales convicciones de Candriam: los segmentos de mayor rendimiento y las estrategias de carry en el universo de la renta fija (high yield, deuda emergente y crédito europeo).
En la otra cara de la moneda, tras el ciclo alcista más fuerte de los últimos 40 años, la deuda pública ha registrado un mal comportamiento, al igual que las materias primas.
El siguiente gráfico muestra los rendimientos reales (ajustados a la inflación en euros) de una serie de clases de activos desde 2004. En 2023, ajustado a la inflación, en este universo, la mitad de las clases de activos han logrado registrar rentabilidades positivas (a 14/12/2023).