Las emisiones de deuda de un gobierno se suelen tomar como un termómetro de la confianza del inversor con un país (aunque la cada vez mayor intervención de los bancos centrales en el mercado lo ponen en duda). Con la bolsa, en cambio, no se puede defender lo mismo. Estos días Reino Unido vuelve a ser el foco de las cámaras. El Parlamento británico ha aprobado pedir un aplazamiento para el Brexit, pero ha tumbado la propuesta de Boris Johnson de convocar ya nuevas elecciones. ¿Seríamos capaces de posicionarnos a favor de un resultado vía la renta variable? Pues no resulta tan sencillo. Desde WisdomTree han hecho un análisis de las entrañas de las cotizadas británicas con varias conclusiones interesantes.
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