Una inflación estadounidense más baja allana el camino para una Fed más laxa en 2023

Foto cedida (Federal Reserve)

Los últimos datos macroeconómicos refuerzan la tesis de los mercados de que la Reserva Federal tendrá que ser más laxa en 2023. El dato de IPC de EEUU correspondiente a diciembre confirma la tendencia de desaceleración en las subidas de precios. Es más, la cifra negativa de diciembre, del -0,1% intermensual, es la primera vez que hay deflación desde que estallara la pandemia. Así, el consenso entre las gestoras internacionales es que la Fed subirá los tipos la próxima reunión solo 25 puntos básicos. Pero a la vez advierten: el trabajo no está acabado. Quienes descuentan bajadas de tipos este mismo año pueden estar pecando de optimismo.

Como bien recuerda Jon Maier, director de Inversiones de Global X, la inflación no ha desaparecido. Ese descenso del 0,1% respecto al mes anterior, impulsada por las caídas en los precios de la energía, era precisamente lo que estimaba el consenso. En términos interanuales, el IPC estadounidense aún subió un 6,5%. El IPC subyacente, que excluye los alimentos y la energía (más volátiles), subió un 5,7% interanual y un 0,3% respecto al mes anterior, en línea con las expectativas. “Si se pone todo en contexto, las presiones sobre los precios han disminuido desde el máximo del 9,1% del actual ciclo inflacionista, pero el todavía elevado nivel general pone de relieve la persistente carga que el aumento del coste de la vida ha supuesto para los hogares estadounidenses”, analiza el experto.  

Impacto en la política monetaria

“Como era de esperar, los precios de los bienes básicos siguen contribuyendo a la desaceleración general, mientras que la inflación de los servicios se mantiene firme”, analiza Tiffany Wilding, economista de PIMCO para Norteamérica. Actualmente la gestora contempla que los datos de inflación y del mercado laboral se moderarán/debilitarán lo suficiente como para empujarles a hacer una pausa antes de su reunión de mayo. “Y consideramos que el informe de hoy es coherente con esa opinión”, insiste.

Por ello, tanto Wilding como Silvia Dall’Angelo, economista senior en Federated Hermes Limited, prevén una subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión de la Reserva Federal. Pero ambas también advierten de que la Fed probablemente mantendrá los tipos en los niveles máximos durante algún tiempo. Al menos a lo largo de 2023.

No obstante, Wilding también destaca que los funcionarios de la Fed parecen prever subidas hasta mayo para situar el tipo de los fondos federales justo por encima del 5%. En contraste, el mercado sigue opinando que la Fed no subirá los tipos tanto como indicaba en las proyecciones del gráfico de puntos de diciembre. Y eso tiene implicaciones para los activos. Según Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (afiliada de Natixis IM), las menores subidas de tipos previstas crean una dinámica de mercado favorable para los activos de riesgo (renta variable, crédito, incluso duración) en un contexto de caída del dólar.

Sin embargo, Botte no puede descarta que la reapertura de China induzca un pronto repunte de los precios del petróleo. “La mejora de las perspectivas ya es visible en los precios de los metales industriales. En este caso, las expectativas del mercado volverían a converger hacia los niveles indicados por el FOMC... lo que podría provocar una nueva debilidad en la renta variable”, advierte.

Interpretando la deflación de diciembre

Profundizando en los detalles del última dato del IPC norteamericano, Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, detecta tres razones por las que la inflación estadounidense se está desacelerando:

  • La demanda se ralentiza. La subida de los tipos de interés está pasando factura a la economía, en concreto debilitando la demanda de vivienda. Esto provoca una contracción de la inversión residencial.
  • Las cadenas de suministro están mejorando. La reapertura de China, la agilización de las entregas de los proveedores (el índice de entregas de proveedores ha subido a su nivel más alto desde enero de 2020) y un mayor crecimiento de los inventarios apuntan a una mejora de las condiciones de la oferta.
  • Y lo que es más importante, los costes de la energía están bajando: este es el motor clave.

Por eso,  la inflación general está evolucionando más rápidamente que la inflación subyacente. Dentro de la inflación subyacente, la de bienes se desacelera más rápidamente que la de servicios, que aún no ha tocado techo. “La inflación subyacente de los servicios sigue siendo demasiado elevada, y está relacionada con la fortaleza del mercado laboral”, explica el experto.

El problema: la inflación subyacente

Y este es precisamente el punto que aun preocupa de la inflación. Dall’Angelo ve probable que la inflación de los servicios -el mayor componente de la inflación subyacente- se muestre persistente en los próximos meses, ya que las anteriores presiones inflacionistas -sobre todo derivadas de la rigidez del mercado laboral- seguirán abriéndose paso a través de los precios al por menor. “Ello podría resultar problemático, dado que la inflación de los servicios suele incluir los componentes más persistentes de la inflación, en algunos casos por construcción”, apunta.

No obstante, también calcula que la desaceleración significativa de la demanda - impulsada por la propia inflación elevada y el endurecimiento de la política monetaria - pesará sobre la inflación subyacente a partir de mediados de 2023. Con todo, la suma final más probable es que la inflación se mantenga por encima del objetivo a lo largo de 2023 y, en su caso base, no alcanzará al objetivo hasta 2024.