Wolfgang Bauer, analista de M&G Investments, analiza los posibles impactos que podría tener para el país el abandono de un horario impuesto contra-natura en los años 40.
La crisis que atraviesa España está haciendo que sean muchas las medidas que se están barajando para tratar de hacer reflotar su economía. Algunas de ellas podrían calificarse de un tanto sorprendentes. El pasado 20 de septiembre, el Congreso cerró una petición en la que se pedía al Gobierno un estudio sobre qué impacto socioeconómico podría tener retrasar una hora el reloj, adoptando el uso horario desde la zona CET (el horario de los países de Europa Central) a la zona WET (el empleado por los países occidentales, que actualmente utilizan sólo Portugal, Irlanda y Reino Unido).
Wolfgan Bauer, analista de M&G Investments, dedica una entrada del blog Bond Vigilantes a estudiar qué posibles impactos podría tener para el país el abandono de una medida que impuso Francisco Franco en 1940 con la intención de que España adoptase el mismo horario que Alemania e Italia. Bauer se refiere a esta posibilidad como “la hora del cambio en España”.
La primera conclusión a la que llega el analista después de realizar un análisis de la situación de las ciudades más grandes de España con respecto a su huso horario, es que “para España es mucho más adecuada la zona WET. Conservar el CET provoca un desajuste permanente entre la hora oficial y la hora solar percibida”. Bauer justifica que no se haya vuelto al horario previo a la guerra civil porque “algunos de los efectos de este desajuste horario en realidad se consideran convenientes”, como el hecho de que una hora más de sol puede beneficiar al turismo en España.
Asimismo, cree que la adopción del horario compartido por Portugal, Irlanda y Reino Unido podría afectar “a las operaciones transfronterizas del país”, puesto que a la hora de hacer negocios con el resto de Europa “los costes de transacción aumentarían a consecuencia de la falta de coordinación de los horarios, tanto comerciales como de las empresas”. Sin embargo, apunta que “socios comerciales de gran importancia como China y Estados Unidos se encuentran separados de España por varias zonas horarias, por lo que probablemente las consecuencias de cambiar una hora serían mínimas”.
Para probar esta teoría, Wolfang Bauer agrupa las importaciones y exportaciones intracomunitarias de España desarrolladas en los últimos cinco horarios, agrupadas por zonas horarias y excluyendo el volumen de comercio exterior fuera de la UE “para simplificar”. El primer resultado es que la composición por zona horaria “se ha mantenido extraordinariamente estable”, siendo los países de la zona central (horario CET) los que concentran el peso de ambas partes de la balanza comercial, por lo que el cambio de huso “implica dificultar la gran mayoría de las operaciones comerciales de España dentro de la UE”.
La propuesta de Bauer para evitar este problema pasa por que Francia y el Benelux también hagan retroceder sus relojes una hora, puesto que geográficamente encajan mejor en la zona WET. “Además, también puede plantearse un argumento político, ya que el CET fue introducido a la fuerza durante la ocupación alemana de la II Guerra Mundial”, añade el analista, por lo que “el cambio WET podría presentarse ante el electorado al que afecta como una medida que debería haberse tomado hace tiempo para eliminar el legado de la agresión fascista en Europa occidental”.
En el plano económico, el responsable de M&G Investments concluye que “un cambio a gran escala de varios de los principales países de la UE del CET al WET tendría importantes implicaciones para la composición de las exportaciones e importaciones de España dentro de la UE, así como para el equilibrio del poder económico de la UE en su conjunto”.