Así está moviendo Patrick Vogel la cartera del Schroder ISF EURO Corporate Bond

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Patrick Vogel. Cedida por Schroders

Describir 2022 como un año malo es quedarse cortos. El ejercicio que dejamos atrás es, literalmente, el peor que ha vivido el mercado de renta fija en 50 años. La desviación estándar de los retornos este año no tiene precedentes. Rentabilidades pasadas nunca garantizan retornos futuros, pero con el histórico en la mano un inversor sabe que puede esperar de media una rentabilidad de entre el 1 y el 10% de la clase de activos. La gran excepción: 2022. Basta con mirar los dos gráficos que aporta Patrick Vogel, responsable de crédito de Schroders, para entender la decepción de los clientes.

Da igual si miramos al mercado de crédito grado de inversión europeo o estadounidense, la corrección ha sido muy dolorosa. Por contrastar, en 2020, cuando la economía global se congeló, el drawdown de la clase de activos fue la mitad de la vivida ahora.

Para Vogel, la política monetaria actual exige cambiar la manera en la que entendemos la asignación de activos. “Hay que recordar que acabamos de vivir 450 puntos básicos de ajuste monetario a nivel global. Los tipos de interés han subido de tal manera que algunos proyectos simplemente no son económicamente viables. Y ese cambio en la tasa de descuento se tiene que aplicar también a la renta variable”, insiste. En su opinión, vamos a ver importantes cambios en la asignación de activos del inversor medio.

La imagen macroeconómica

El contexto macroeconómico también supone un reto para la gestión. “El crecimiento económico mundial se encuentra en medio de la tormenta. Y el problema con los periodos de ralentización económica es que genera una mayor volatilidad”, cuenta el gestor. La buena noticia: que el momentum negativo no puede durar para siempre. Es el ciclo natural de la economía. “La mayoría de los retornos se generan en periodos de estabilización económica”, afirma el experto.

Así, Vogel diría que estamos muy cerca de ese punto dulce para los mercados. Cerca, pero aún no estamos. “Ya hay oportunidades increíbles, pero los bancos centrales siguen siendo un riesgo de cola”, advierte.

Así, la cartera del Schroder ISF EURO Corporate Bond que gestiona Vogel se está posicionando para este periodo de impasse. El fondo, uno de los pocos con Rating FundsPeople +, está aprovechando la dispersión en las tires que ha generado la corrección en renta fija. Por ejemplo, el yield de las emisiones grado de inversión van desde los 120 puntos básicos a los 370. Un terreno perfecto para gestores activos como Vogel.

Por sectores, están infraponderando emisores de industrias cíclicas como las automovilísticas y de consumo. Por el contrario, están positivos con empresas con flujo de caja estable, como el inmobiliario, el transporte y las utilities. También se están aprovechando de las dislocaciones entre distintas emisiones dentro de la estructura de capital.