Venture capital, apuesta y arte estratégico

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Alice Achterhof, Unsplash

El venture capital es un caso específico dentro del mercado de private equity que hace referencia, normalmente, a la inversión en empresas tecnológicas o con un fuerte componente innovador en fase inicial con gran potencial de crecimiento. Los fondos de capital riesgo suelen invertir en empresas maduras, que llevan funcionando muchos años, si no décadas. Según SpainCap, el venture, por el contrario, invertirá en empresas nuevas, muchas de las cuales, si no la mayoría, aún no obtendrán beneficios, pero tienen una oferta empresarial disruptiva con un potencial de crecimiento muy fuerte.

Invertir en compañías en sus fases más tempranas supone mayor potencial de rentabilidad, pero también mayor riesgo de fracaso del proyecto. No hay datos históricos que corroboren el éxito de la idea en el mercado. Estudios como el de Correlation Ventures realizado entre 2004-2013, reflejan que el 65% de las operaciones de venture capital obtuvieron un rendimiento inferior al capital invertido. El 25% de las inversiones lograron una rentabilidad de entre 1 y 5 veces, y sólo el 10% ofrecieron un rendimiento superior a 5 veces.

Sin embargo, cuando una empresa tiene éxito y revoluciona el mercado, los inversores de venture capital pueden tener unas ganancias muy significativas. La mayor parte de los rendimientos de los fondos suelen proceder de inversiones únicas, increíblemente exitosas. En el caso de los fondos más rentables, el 90% de sus beneficios proceden de menos del 20% de sus inversiones.

Dispersión de los retornos en venture capital

Fuente: Correlation Ventures. Estudio realizado sobre 21.640 operaciones de venture capital de EE.UU. en el periodo 2004-2013.

La dificultad está en predecir el potencial de la idea ganadora, y en ocasiones saber acompañar a sus fundadores. Desde la universidad de Harvard señalan la inversión en venture capital es tanto una apuesta como un arte estratégico y es, además, la única estrategia de capital privado con un alto nivel de persistencia.

Esto significa que un inversor de capital riesgo que haya invertido anteriormente en startups que acabaron teniendo éxito tiene una probabilidad superior a la media de volver a tenerlo. Así lo explica Ramón Blanco (co-fundador y CEO de Bewater Funds) en su artículo titulado “El emprendedor exitoso tiene mayor probabilidad de repetir (éxito)”, que se hace eco a su vez del estudio “Performance Persistence in Entrepreneurship”, de Paul Gompers, Anna Kovner, Josh Lerner, and David Scharfstein.

Desconociendo la fórmula del éxito, se asemejará a una combinación de emprendedores que buscan inversores de venture capital con un historial probado, y al buen ojo de los gestores de fondos de venture capital para seleccionar empresarios que tienen lo que se necesita para gestionar el proyecto.

La tasa de fracaso del 65% frente las fuertes ganancias que puedan surgir entre el 35% viable, hace que la dispersión de rendimientos en el venture capital sea muy elevada, y mucho mayor que en otros segmentos del private equity donde las empresas están más maduras, lo que pone en evidencia una mayor necesidad de diversificación.

Etapas del venture capital

El venture capital engloba las primeras etapas del private equity tradicional.

Seed Financing o financiación semilla que empieza con el desarrollo de la idea de negocio. Es la etapa inicial de una empresa en la que los fundadores intentan desarrollar su proyecto. Para un fondo de venture capital es la etapa más compleja y arriesgada en la que el inversor tiene que confiar en la idea y en el empresario. Una de las reglas para invertir es la de 100/10/1. Entre los 100 proyectos en los que puede invertir un fondo, financiará 10, de los que solo 1 tendrá éxito.

Start up. En esta fase es cuando la actividad de una empresa comienza realmente. La inversión se denomina financiación inicial y trata de cubrir las necesidades de capital que permitan que la compañía desarrolle sus operaciones. El riesgo sigue siendo muy elevado

Early growth. La empresa inicia su crecimiento, ha empezado a generar ventas. Se conoce como la financiación del día después. La demanda de liquidez de los empresarios y fundadores deriva de la necesidad de comprar existencias y sostener el desfase existente entre el flujo de caja y el dinero necesario. En esta fase, el flujo de caja sigue siendo negativo, pero no tanto como en las etapas anteriores de la vida de la empresa. El riesgo sigue siendo alto para el fondo, ya que está invirtiendo en una empresa muy joven y, cuando realiza la aportación, no sabe exactamente cómo va a evolucionar la empresa.

Taxonomía de las etapas de private equity

Fuente: Universidad de Bocconi.

Como hemos señalado, dada la incertidumbre sobre la viabilidad de un negocio en sus fases tempranas, el riesgo que se asume en el venture capital es mayor que en otras etapas de la vida de una empresa. A cambio, se les exige unos retornos superiores. La dispersión entre los mejores y peores rendimientos por añada es mayor a la de otros activos. La inversión en venture capital requiere un alto nivel de sofisticación y conocimiento, además de ser capaz de encontrar compañías que generen más de cinco o 10 veces el capital invertido. A la hora de incorporar venture capital a una cartera, hay dos elementos fundamentales: diversificación de las posiciones, y acceso a gestores con experiencia y conocimiento de la industria en la que invierten.

Muchos inversores de venture capital también están motivados por su deseo de financiar soluciones innovadoras a problemas sociales. Desde el punto de vista de la oferta, o generación de proyectos de inversión, la tecnología está teniendo un papel fundamental, especialmente en áreas como el cambio climático, la inteligencia artificial o las tecnologías de la salud.

2023 está siendo un año difícil para el segmento de venture capital. En el informe del primer trimestre de este año sobre el venture capital europeo, Pitchbook señala que la captación de capital en fondos está en su nivel más bajo desde 2015. La incertidumbre atrasa operaciones en toda la cadena de inversión. Sin embargo, los profesionales repiten que estadísticamente las añadas posteriores a una crisis son las más rentables. La suerte estará del lado de aquellos inversores con liquidez para beneficiarse de un imparable proceso de innovación en el que se analiza con mayor detalle la calidad de los proyectos.