Con la guerra comercial mantenida entre EE.UU. y China en stand by, la distensión que se ha visto entorno al Brexit, la ausencia de nuevos riesgos geopolíticos en el horizonte, tras unas primeras sesiones en 2020 en la que el mercado se puso nervioso con el conflicto abierto entre EE.UU. e Irán, y la sensación de que los bancos centrales no modificarán, al menos no este año, su hoja de ruta, el mercado de divisas ha pasado a un segundo plano para los inversores.
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