Ayer tocó Wilco en el Teatro Price de Madrid ante el éxtasis de sus enfebrecidos seguidores. Veinticuatro temas labrados con las metáforas exquisitas de Jeff Tweedy. Venían a presentar su último trabajo, The Whole Love, el octavo disco en estudio del grupo y su vuelta a esa impredecibilidad que les caracterizó hasta A Ghost is […]
Ayer tocó Wilco en el Teatro Price de Madrid ante el éxtasis de sus enfebrecidos seguidores. Veinticuatro temas labrados con las metáforas exquisitas de Jeff Tweedy. Venían a presentar su último trabajo, The Whole Love, el octavo disco en estudio del grupo y su vuelta a esa impredecibilidad que les caracterizó hasta A Ghost is Born de 2004. Un regreso esperado por muchos de sus fans -como yo- después de los dos últimos discos que nos dejaron indiferentes; Sky Blue Sky y Wilco (The Album); por insulsos, acomodados y falta de riesgo. Algunos irresponsables se atreven a compararlos con Los Beatles -creo que los de Chicago todavía tienen muchísimo que demostrar-.
Por el momento, ayer abrieron con el último tema de su nuevo disco, One Sunday Morning. Doce minutos de templanza épica con sabor a desierto y un efecto íntimo a raudales. Una obra maestra inmediata. Arriesgada como primer tema de un concierto pero efectiva por ese piano sutil que susurra en la lejanía.
Yo me quiero despertar todos los domingos con está canción.
P.D: El telonero Jonathan Wilson, que ha grabado su último trabajo en el mítico Laurel Canyon californiano -cuna del folk rock de los setenta en el que crecieron artistas de la talla de CSNY, Eagles, Carole King o el mismísimo Jim Morrison, al igual que los últimamente aclamados Fleet Foxes- deleitó con su folk anclado en otro tiempo. Una belleza. ¡¡Corran a su tienda de música más cercana y háganse con su LP!!