Expertos de AXA IM analizan los orígenes del indicador y cómo han ido cambiando sus componentes desde el 31 de diciembre de 1987.
La Compañía Holandesa de las Indias Orientales, fundada en 1602, fue la primera empresa del mundo en emitir bonos y acciones al público original, convirtiéndose en pionera en la financiación extranjera directa y sentando el precedente como primera multinacional con negocios operativos en varios países en vías de desarrollo. Seis siglos más tarde, el interés por el mundo emergente sigue más que vivo, y este año celebra una efeméride especial: el 30º aniversario del índice MSCI Emerging Markets.
Expertos de AXA IM acaban de publicar un informe en el que repasan los hitos más importantes en la evolución del indicador desde 1988 hasta la actualidad. Desde la firma recuerdan que el primer fondo de renta variable emergente fue lanzado en 1986 por Capital Group, junto con el brazo de inversión del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés). Era un fondo cerrado con un patrimonio de 50 millones de dólares. Al año siguiente, Franklin Templeton lanzaba el icónico Templeton Emerging Markets Fund, comandado por Mark Mobius y considerado como el primer fondo de inversión open-end que invertía en este universo.
Desde AXA IM recuerdan que, por aquella época, la etiqueta “mercados emergentes” era bastante nueva en el mercado. “Acuñada por el economista del Banco Mundial Antoine van Agtmael en una conferencia de inversión en 1981, la expresión era usada como recambio a la más frecuente expresión de Tercer mundo, que ciertamente no era una frase con gancho para los inversores”, indican desde la firma. En 1987 se lanzó el índice IFC Emerging Markets (posteriormente adquirido por S&P en el 2000), y MSCI lanzó su propio indicador en 1988 (aunque la fecha formal del lanzamiento fue el 31 de diciembre de 1987).
Evolución por países
El año de su lanzamiento, el MSCI EM sólo recogía acciones de diez países: tres asiáticos (46%), cuatro latinoamericanos (37%), dos europeos (Portugal y Grecia, con un peso del 13% en el índice) y Jordania como única representante de Oriente Medio (3%). El indicador ha ido reflejando en su composición la evolución económica de los distintos países: Portugal fue formalmente “ascendido” a país desarrollado en 1997 y Grecia, en 2001, aunque posteriormente se convirtió en el primer país de la historia en ser degradado al estatus de emergente en 2013 como consecuencia de la crisis económica, volviendo a figurar en el indicador. Al mismo tiempo, Indonesia y Turquía se incorporaron al MSCI Emerging Markets en 1989, mientras que China engrosó las filas del indicador en 1996 con un minúsculo peso del 0,46% (hoy supone un 31% del indicador).
El final formal de la Guerra Fría en 1991 también abrió nuevas oportunidades de inversión: entre 1995 y 1996, se incorporaron al indicador Polonia, la República Checa y Hungría, mientras que Rusia se sumó en 1997. El final del apartheid en Sudáfrica también en 1991 propició que el país se estrenara en el índice en 1995. Otro año prolífico en estrenos fue 1994, con la incorporación de Colombia, India, Pakistán, Sri Lanka, Perú y Venezuela. De esta manera, si en el año del lanzamiento el MSCI Emerging Markets sólo recogía diez países, en 1997 ya tenía exposición a 26. Teniendo en cuenta que Israel pasó a considerarse un país desarrollado en 2010, y que Malasia fue eliminada del índice en 1998 por la imposición de controles de capital, aunque regresó en el 2000, actualmente el MSC EM ofrece exposición a 24 países… aunque sigue estando muy concentrado en el top diez de países constituyentes, que han tenido un peso de al menos el 80% desde el lanzamiento del indicador.
Los expertos de AXA IM constatan que la presencia de economías asiáticas – especialmente China- ha ganado gran protagonismo en el indicador desde la crisis asiática de 1997. De esta manera, hoy Asia supone alrededor del 75% del índice, frente a la exposición de entre el 10% y el 15% en Latinoamérica y Europa del Este, respectivamente. “Esta situación probablemente se refuerce en los próximos años, con la decisión de MSCI de incrementar el peso de China, con la inclusión gradual de las acciones chinas clase A”, indican desde la gestora francesa. Sus analistas añaden que este crecimiento “es probable, debido al creciente alineamiento con los estándares internacionales, a través de la mejora de la accesibilidad, la relajación de los límites diarios de trading, menos suspensiones de cotizaciones y la relajación de las restricciones en torno a la creación de vehículos de inversión vinculados a índices”.
Por el momento, casi el 30% de los países constituyentes son clasificados como naciones de “alto rendimiento”, de acuerdo con la terminología del Banco Mundial. Desde AXA IM opinan que “Corea del Sur y Taiwán podrían ser ascendidas al campo de países desarrollados en algún momento, lo que podría contrarrestar el dominio de Asia en el índice”.
Evolución por sectores
La composición sectorial del índice ha presentado una evolución todavía más notable que la de los países. Aunque el MSCI Emerging Markets arrancó con una fuerte exposición a materias primas – petróleo y mineras suponían cerca de un tercio del índice-, hoy en día es el sector tecnológico el que presenta una influencia significativa: las tecnologías de la información suponen un 27% del indicador, proporción que supone además el mayor peso de un único sector en cualquier índice de renta variable global en la actualidad. Además, desde AXA IM destacan que “el sector tecnológico ha pasado de estar centrado en la manufactura de semiconductores, que tendía a ser más industrial por naturaleza, a centrarse en software y servicios”.
Esta evolución ha traído consigo “las fuentes de ingreso para la clase de activo, hacia una exposición más local, con grandes nombres en internet, consumo y finanzas centrados en los mercados locales”. De hecho, esta evolución forma parte de una tendencia más amplia, dado que en la gestora vaticinan que “los beneficios de la renta variable emergente deberían estar de aquí en adelante más condicionados por factores locales que por el ciclo de exportaciones”.
Desequilibrios
A pesar de los grandes cambios experimentados por el indicador, sin embargo todavía queda margen de mejora para lograr una mayor representatividad. Por ejemplo, los analistas de AXA IM indican que la capitalización de la renta variable emergente supone sólo un 14% del PIB agregado, frente al 73% del mundo desarrollado. “A medida que se desarrolle la infraestructura del mercado, este diferencial debería estrecharse, ofreciendo una inmensa oportunidad para los inversores de renta variable en emergentes”.