Hablar de Polen Capital es hacerlo de una gestora americana independiente con 40 años de historia y casi 68.000 millones de euros en activos. Su fundador creó el negocio con el objetivo de poner a disposición de los clientes alto valor añadido a partir de una filosofía quality growth. La firma mantiene una estrecha relación con Amundi, a quien le fue presentada gracias a la inversión estratégica que desde 2015 mantiene en iM Global Partner, una red de gestión de activos global que posee el 20% de Polen Capital.
Como resultado de esta asociación, lanzaron la estrategia Polen Capital Global Growth en formato UCITS dentro de su gama Amundi Funds, creando el Amundi Polen Capital Global Growth, un fondo de renta variable global con unas características muy especiales.
Rasgos distintivos
“Lo que hace diferente a este producto es el hecho de estar basado en una cartera de alta convicción, compuesta por un número de valores muy reducido. Esa es una de nuestras grandes ventajas competitivas. A menudo, el inversor asocia concentración con mayor riesgo, pero en nuestra opinión puede ser al revés. La clave está en la selección. Si eres capaz de quedarte únicamente con las mejores compañías del mundo, aquellas con ventajas competitivas que te brinden unas tasas de crecimiento más rápidas que el mercado, no solo estarás reduciendo el riesgo si no que, además, serás capaz de ofrecer a tus clientes una rentabilidad a largo plazo superior”, asegura Damon Ficklin, cogestor del fondo.
Ficklin lleva ya 19 años en Polen Capital y gestiona la estrategia junto al co-gestor Jeff Mueller. Aunque el Amundi Funds Polen Capital Global Growth fue lanzado en 2018, su filosofía se fundamenta en una estrategia con un track record que ya supera los siete años.
En los últimos cinco años, la rentabilidad anualizada generada por la estrategia ha sido del 24,8%, cuatro puntos superior a la media de su categoría. Esto le ha posicionado como un fondo con Sello FundsPeople, con la calificación Consistente.
Esencia del proceso
La cuestión pasa a centrarse en los criterios que siguen para quedarse con lo mejor que ofrece el mercado. Y, ahí, la clave que señala Ficklin radica en contar con un equipo de 11 profesionales capaces de identificar, a través de un proceso de análisis exclusivamente fundamental, aquellas empresas con productos y servicios de gran importancia para sus clientes, con cierta inmunidad a los vaivenes macro y sólidas desde el punto de vista financiero, de modo que ni siquiera las grandes perturbaciones que pueden producir factores exógenos, como el COVID-19, les impidan invertir de cara al futuro para mejorar su ventaja competitiva.
“Lo que buscamos esencialmente son compañías que ofrezcan rendimientos de dos dígitos, pero con niveles de riesgo más bajos. Para ello, nos fijamos en ratios que nos hablan de su salud como, por ejemplo, contar con un balance sólido, abundantes flujos de caja libre, un ROE superior al 20%, unos márgenes estabilizados o en fase de mejora y un crecimiento orgánico real de los ingresos”, detalla.
Ratios clave
Hay dos indicadores que para el equipo son fundamentales. La valoración y el crecimiento de los ingresos. “Ambos son importantes, pero quizás el segundo lo sea más porque, en ocasiones, no te importa tanto pagar un PER de 20 veces si la compañía está aumentando sus ingresos anualmente a un ritmo del 15%. Lo diferenciadora que sea la empresa, su ventaja competitiva… Estos son factores a veces más determinantes que el precio”, subraya.
Si la compañía se encarece, pasando a ocupar un mayor peso en el fondo, es más probable que reduzcan la posición, aunque no existe una regla fija. Hay que analizar caso por caso”. De media, cada valor permanece unos cinco años en la cartera.
No recurren al uso de derivados. Es un fondo puro de stock picking. Lo que de verdad les gusta lo compran y lo que no, lo evitan, independientemente de su peso en el índice.
