Argentina: una caja de pandora próxima a ser abierta

Alineando los intereses de los distintos mercados

La tasa de interés real negativa, el excedente de liquidez y los modestos retornos de los fondos tradicionales en mercados maduros, son todos móviles de una creciente preferencia del inversor por la actividad del Private Equity y la Inversión Extranjera Directa con foco en los países en desarrollo. Selección no casual, tratándose de vehículos financieros alineados con la política económica seguida en mercados emergentes, que aún identifican la alta exposición a la volatilidad internacional (que siguió a la revalorización de sus monedas) como el principal impedimento al desarrollo sostenido. Así, el porcentaje de participación de las economías emergentes en la actividad de Private Equity se espera continúe en ascenso, con retornos esperados en un 54% por ciento por encima del 16% anual en dólares. Asimismo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) anunció recientemente que Latinoamérica ha registrado en 2011 una cifra récord de $138.000 millones de dólares en materia de IED, un modesto 20% del PBI regional (contra un 40% en Asia) geográficamente concentrado. Se asegura así, frente a otras regiones, continúe su tendencia alcista bajo porcentajes de crecimiento comparativamente más elevados (más ante un enfriamiento de la economía global).

Latinoamérica: Brasil y el resto

El caso emblemático resulta ser Brasil, aparente impulsor del desarrollo económico latino americano. Su enorme esfuerzo por torcer la mirada de un inversor hasta ahora centrado en Asia, (incrementando las expectativas de Deals con Managers de Fondos de Private Equity), se ve ahora amenazado por un mayor control a la entrada de capitales ante la constante presión por revalorización de su moneda y condiciones desfavorables a la promoción de su industria nacional.

La mayoría del resto los mercados de Latinoamérica, una región con bajos niveles relativos de integración, se encuentran receptivos a la interacción bajo estos nuevos paradigmas financiero-productivos, con mercados muy poco explorados y grandes oportunidades de inversión.

Argentina: La economía en punto de inflexión con mercados vírgenes.

En este marco, varios Managers de Private Equity, como DLJ South American Partners y Pampa Capital (que proyectaron una inyección de capital por encima de los $500 millones de dólares en el año 2011), perciben un boom en la actividad de Private Equity en Argentina.

El endeble equilibrio macro económico argentino exhibe claras muestras de un obligado cambio de rumbo en el transcurso del 2012. La artillería de medidas proteccionistas (reforma a la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina - con intención de financiar al Tesoro Nacional y mayor grado de discrecionalidad en el uso de las decrecientes reservas-; el crecimiento del gasto público interanual en torno al 35% con sobre incentivo al consumo interno; aumento significativo del circulante con niveles de inflación no oficial en torno al 22%), no han generado la concomitante confianza del inversor local cuya genética financiera percibe al dólar como medida de rentabilidad comparativa y en gran medida reserva de valor, lo cual motivó el gigantesco nivel de atesoramiento en cuentas del exterior (unos 45,000 millones de USD, emparentándose al nivel actual de las reservas). Un cuello de botella marco macroeconómico cuya solución indefectiblemente exigirá una mejora en los niveles del Public & Corporate Governance, y revalorización de los fondos de inversión con destino en la economía real. Excelente ‘momentum’ para el inversor sagaz dispuesto a anticiparse al proyectado boom.

Conforman los rubros con mayor expectativa aquellos que, en general, demandan una mayor permeabilidad hacia inversiones de mayor duración e intensidad tecnológica. Un universo de inversores (locales e internacionales) comparte ansioso la espera de la inevitable caída del velo discursivo local, para dar lugar a los irrefutables dogmas primigenios de la ciencia económica. Una inevitable corrección del rumbo de la economía favorecerá:

a. La iniciativa de inversores en apariencia distraídos, ante la presencia de una matriz energética deficitaria, junto al enorme potencial de mercado en materia de energía renovable y alternativa (adicionando Minería);

b. Un reajuste gradual del valor del peso argentino (hoy bajo un tipo de cambio real de facto desdoblado y atrasado), estabilizando el nivel de costos relativos y sentando las bases para la fijación de precios competitivos en la industria tecnológica global, con recursos humanos muy bien preparados y el beneficio adicional de la sintonía horaria para con los mercados centrales;

c. Un retrasado sector de infraestructura, con extraordinarias alternativas de inversión orientadas a suministrar la reingeniería poblacional, sustentabilidad en el desarrollo de mercados internos, y optimizar el canal logístico del rubro agro-exportador argentino (principal fuente de divisas);

d. La promoción de proyectos industriales y urbanos a escala en materia de Real Estate;

e. El recupero del bienestar social (con impacto en la seguridad), que traerá opciones inigualables en la rama del turismo;

f. En general, una economía con mayores grados de apertura y especial énfasis en nuevas actualizaciones e iniciativas en materia educativa.

A todas luces, una caja de Pandora próxima a ser abierta.