BNY Mellon Global Equity Income: cómo capturar todo el potencial de los dividendos con menos volatilidad

Ilga Haubelt
Foto: Cedida por BNY Mellon IM.

Durante la primera mitad de 2020, los inversores sufrieron recortes de dividendos de una magnitud superior a los de la crisis financiera. Las empresas dejaron de distribuir dividendos no solo por prudencia financiera, sino también por las presiones políticas y regulatorias.

Conforme fueron pasando los meses y los mercados digirieron la respuesta gubernamental a la crisis, las bolsas rebotaron con fuerza y las empresas volvieron a repartir dividendos, o se lo plantearon, tan rápidamente como los habían retirado. De hecho, en 2020, las distribuciones de dividendos de las empresas del S&P 500 acabaron superando las de 2019 en términos agregados.

En opinión de Ilga Haubelt, gestora del BNY Mellon Global Equity Income, fondo con Sello FundsPeople 2021, con la calificación Consistente, los dividendos de los sectores sanitario y tecnológico continuarán aumentando por razones estructurales. Sin embargo, a su juicio, el mayor potencial de recuperación se encuentra en los sectores cíclicos más perjudicados por la crisis del COVID-19 del año pasado.

La experta se refiere, entre otros, a determinados valores financieros que se verán beneficiados por los cambios ligados a la inflación y los tipos de interés, pero también a ciertos sectores de consumo, como la organización de ferias comerciales y el gasto discrecional en alimentación y bebidas, que se irán reactivando a medida que se levanten las restricciones y la gente pueda volver a moverse libremente. “También vemos un fuerte potencial de recuperación en sectores a los que se les impidió distribuir dividendos por motivos regulatorios, como banca y seguros”, afirma.

No todos los dividendos volverán a niveles previos

Aun así, no todas las empresas podrán devolver sus dividendos a los niveles previos. La pandemia ha acelerado algunas de las grandes tendencias que ya estaban en marcha. “Los inversores en rentas deberán tener en cuenta los desafíos estructurales que afectan de forma específica a la generación de rentas como resultado de estos rápidos cambios de tendencia”.

Aunque la actividad económica regrese a los niveles previos a la pandemia con relativa rapidez, la naturaleza de esa actividad será muy diferente. Tras rebotar a corto plazo, la demanda de bienes y servicios presenciales podría estabilizarse en un nivel inferior al del pasado. "Esto implicará menos viajes, menos transporte, menos compras en tiendas físicas, más pedidos a domicilio...". Por el contrario, es probable que la demanda de bienes y servicios que pueden consumirse de forma remota siga siendo elevada. "Como resultado, los precios y las rentabilidades relativas de los distintos sectores económicos experimentarán cambios sustanciales".

Capturar todo el potencial de los dividendos con menos volatilidad

Ilga Haubelt y su equipo se proponen capturar y mejorar el potencial de los dividendos de tres formas.

En primer lugar, aplican una estricta disciplina de compraventa. “La disciplina de valoración de la estrategia sigue unos criterios muy rigurosos. Para poder comprar una acción, debe rendir un 25% más que el índice FTSE World y, si la rentabilidad cae por debajo de la del índice, la vendemos. De esta forma, nos aseguramos de que cada acción, y el conjunto de la cartera, siempre rindan más que el mercado, y evitamos que los gestores se «enamoren» de ciertas empresas”, explica.

En segundo término, se centran en la sostenibilidad e, idealmente, en el potencial de crecimiento del flujo de dividendos. “Esto nos ayuda a evitar la principal trampa a la que se enfrenta la clase de activos (es decir, que se recorten dividendos poco sostenibles) así como a mejorar las rentabilidades, gracias al crecimiento subyacente”, subraya la gestora de BNY Mellon IM.

Por último, se decantan por un perfil de rentabilidad-riesgo asimétrico. “Mediante un detallado análisis fundamental y de escenarios, nos proponemos seleccionar acciones con un perfil de rentabilidad-riesgo que muestre un sesgo a nuestro favor”, revela.

Su proceso de selección de valores se apoya en tres grandes patas. Temáticas de inversión (factores estructurales de impulso y de lastre a largo plazo identificados a través de su marco de referencia temático). Un análisis fundamental bottom-up centrado en la calidad del negocio. Y un análisis de los factores ASG, que vienen integrando en su proceso de inversión desde la fundación de la entidad en 1978.