La situación también afecta a los emergentes pues China sufre un “aterrizaje forzoso”
Las incertidumbres que pesan sobre los mercados y que han disparado la aversión al riesgo de los inversores han llevado a Carmignac Gestión a preocuparse ante todo por la preservación de capital, una prioridad que pone ya incluso por delante de las valoraciones. Según la última carta de la entidad francesa, titulada "¿Se puede evitar aún una nueva recesión?", Eric Le Coz, miembro del Comité de Inversión, explica que, como respuesta a la actual situación, la gestora ha reducido la exposición a renta variable de sus diferentes fondos –algo que ya venía haciendo en los últimos meses-, hasta niveles próximos al mínimo legal en el caso de los fondos de renta variable internacional.
Pero, además de las bolsas, la gestora parece estar "renegando" de otra de sus más claras apuestas de inversión: los emergentes. Y es que estas reducciones de la exposición bursátil han tenido lugar en todas las regiones, incluido el universo en desarrollo, que se ha vuelto vulnerable por la intolerancia generalizada al riesgo y por un entorno de liquidez enrarecido temporalmente por la contracción que está teniendo lugar en todo el mundo. "Los países emergentes también se ralentizan, y no sólo como consecuencia de la ralentización de las economías occidentales, puesto que esa ralentización viene orquestada para permitir una estabilización de los precios”, dice Le Coz. Para el experto, a día de hoy, China es el centro de las elucubraciones: “Inmersa hasta principios del verano en un crecimiento juzgado demasiado fuerte, fuente de excesos de todo tipo y de tensiones inflacionistas, está a día de hoy al borde de un precipicio y cerca de un estrepitoso aterrizaje forzoso”, asegura.
Así, la gestora francesa ha reaccionado a la aversión al riesgo de mercado, manteniendo las sensibilidades de las carteras de renta fija en niveles elevados, privilegiando la deuda pública estadounidense y alemana. En cuanto a las divisas, la exposición al euro se ha mantenido baja durante este periodo con el objetivo de reflejar lo que en su opinión iba a ser un movimiento inevitable de depreciación de la moneda única. Y es que su percepción del problema europeo es pesimista, con un mayor riesgo de contagio ante las limitaciones de las medidas tomadas por los políticos.
"La incapacidad política para tomar medidas importantes e imponer una visión a largo plazo de lo que debería ser la futura zona del euro no hace más que acrecentar el riesgo de contagio y pesa sobre las perspectivas económicas de la vieja Europa. No olvidemos que la deuda griega es sólo de 450.000 millones de euros, mientras que la deuda italiana se acerca a los 2 billones. Con sus 440.000 millones de euros, los límites de la capacidad de actuación del fondo europeo de estabilidad financiera son, pues, evidentes. Entonces, ¿quién va a hacer avanzar a esta Unión Europea sin un liderazgo real? ¿Debemos esperar a la rebaja de la calificación de Francia, que tal y como están las cosas, no nos parece que merezca su AAA? Es bastante probable", apostilla Le Coz.
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