Los mercados emergentes no solo resistieron el último ciclo monetario, sino que lo anticiparon. En 2021 y 2022, sus bancos centrales actuaron con más agilidad que la Reserva Federal o el BCE, subiendo tipos con antelación para contener los efectos de los shocks inflacionistas. “Lo hicieron porque estaban más expuestos a la subida de precios por materias primas y tensiones de oferta. Hoy, gracias a eso, tienen margen para recortar”, explica Cathy Hepworth, responsable de deuda emergente en PGIM Fixed Income.
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