Hablamos con Caroline Maurer, responsable de China y Core Asia Equities en HSBC AM, que nos ofrece una perspectiva con los pies sobre el terreno de cómo está digiriendo el país los aranceles, la normalización de su mercado inmobiliario y la confianza del consumidor.
Las ironías del mercado a las que se enfrenta el inversor. A pesar de estar en el epicentro de las conversaciones sobre la implementación de aranceles por parte de Estados Unidos, la renta variable de China se ha mostrado más resiliente que la mayoría de grandes bolsas. Desde que tocara un nuevo suelo a mediados de enero, el MSCI China se anota una revalorización cercana al 20% en lo que va de 2025.
La sensación sobre el terreno que comparte Caroline Maurer, responsable de China y Core Asia Equities en HSBC Asset Management, tampoco es de preocupación excesiva por las relaciones comerciales. “La percepción general en el terreno es que, dado el caos en EE.UU. con todas las políticas actuales, los empresarios en China en su mayoría están adoptando una actitud de wait and see para ver cómo se asientan las cosas”, cuenta.
Se trata de una actitud muy distinta a la preocupación que se generó durante el primer mandato de Donald Trump hace cinco años. “En estos años, se han implementado muchas medidas para diversificar la base de producción, cambiar la forma de hacer negocios y modificar la configuración de las distribuciones. Todo esto ha servido para contrarrestar el impacto de las tensiones geopolíticas, y creo que esa tendencia continuará”, apunta Maurer. Por eso, la experta no ve que los empresarios chinos en el terreno estén tan preocupados o en pánico por el impacto a corto plazo como lo estaban hace cinco años.
Una mejora en la dirección correcta, pero no una bazuca
China volvió al foco de los inversores el pasado septiembre, cuando el Gobierno de China anunció por sorpresa un paquete de medidas de estímulo monetario y fiscal para inyectar liquidez y fomentar el crédito en la economía. “Fue un cambio de postura muy necesario para dar a los inversores confianza ante el temor de que la economía china se estaba deteriorando demasiado rápido y de que la presión pudiera crear un ciclo de realimentación negativo”, explica Maurer.
En el margen, la experta observa mejoras en cada área problemática. “Pero nada es lo suficientemente grande como para sacar por completo a la economía del ciclo deflacionario de inmediato”, reconoce. Aunque el hecho de que es un cambio en la dirección es lo más importante, en opinión de la experta, no es “una bazuca” como esperaban algunos inversores extranjeros. Pero es que Maurer no ve apetito por parte del gobierno chino por inyectar de liquidez al sistema. “Lo fácil para volver al crecimiento del 6% sería volver a aupar al mercado inmobiliario, pero no es su objetivo. Eso no es el crecimiento sostenible en el que está enfocado el país ahora”, apunta.
Más bien el mensaje es que buscarán un crecimiento económico del entorno del 4-5%. Si cae por debajo del 4%, Maurer siente que el gobierno intervendrá, pero los estímulos anunciados por ahora solo buscan actuar de suelo, de protección a la baja para el crecimiento mínimo al que apuntan.
La clave, el consumidor
Y es una postura que Maurer valora positivamente, siempre que no veamos un mayor deterioro de la economía. La estabilización de los precios del inmobiliario debería mejorar la confianza del consumidor, pero, para llegar a una recuperación plena, Maurer cree que hará falta la creación de empleo. Y para eso es clave el sector privado, que genera el 70% del empleo de China. “La confianza de las empresas es crítica para que vuelva la de la población. El consumidor está sentado sobre niveles récord de ahorros, pero su predisposición a gastar está en mínimos. Necesitan seguridad laboral para querer gastar”, explica.
De ahí que en las últimas semanas el presidente y varios empresarios clave de China se han reunido. “Es algo que se leyó como un gesto positivo y debería dar a las empresas confianza para reactivar el capex, crear más empleo y pensar en las oportunidades en el medio plazo”, cuenta.
Oportunidades en China
En los últimos cinco años, el mercado chino ha experimentado un ajuste significativo, especialmente en sectores que antes eran dominantes, como el de internet, la educación, el inmobiliario y la salud. En su pico, estas industrias alcanzaron las mayores capitalizaciones bursátiles y tuvieron un papel clave en los índices de referencia. Sin embargo, los cambios regulatorios y la corrección de las burbujas, en particular en el sector inmobiliario y tecnológico llevaron las valoraciones a niveles más razonables o incluso infravalorados. En opinión de Maurer, esa fase de corrección parece estar llegando a su fin, lo que abre la puerta a un entorno de inversión más estable.
Asimismo, otros sectores han surgido como los nuevos motores del crecimiento del mercado: empresas manufactureras, industrias domésticas como la automoción, y el sector tecnológico. “La corrección del mercado inmobiliario también está en sus etapas finales, con las empresas más débiles ya fuera del mercado y las que permanecen mostrando balances más sólidos”, añade la experta.
De manera similar, las empresas tecnológicas que estuvieron bajo presión regulatoria han logrado estabilizarse. Ahora, con el auge de la inteligencia artificial, las plataformas en la nube y otras aplicaciones tecnológicas, Maurer cree que estas compañías están entrando nuevamente en una fase de crecimiento, lo que abre oportunidades para el inversor a medida que disminuya la presión regulatoria.