El fundador de Microsoft alaba las cualidades de Buffett por interesarse por los demás y por entender a fondo cada compañía por la que se interesa.
Hay amistades que duran toda la vida. La de Bill Gates, creador de Microsoft, y Warren Buffett, fundador de Berkshire Hathaway, comenzó exactamente el 5 de julio de 1991. Es decir, hace 25 años. Para conmemorar este cuarto de siglo de estrecha relación, Bill Gates ha publicado una emotiva nota en la que explica cómo el Oráculo de Omaha ha contribuido a “cambiar nuestras vidas para mejor (la de él y la de su mujer, Melinda Gates), de cualquier forma imaginable”.
“Warren nos ha ayudado a hacer dos cosas que son imposibles de exagerar en una vida: aprender más y reír más”, afirma el magnate de la informática. Éste admite que, con frecuencia, él y Melinda se sorprenden recordando “alguna perla de sabiduría que Warren ha compartido con nosotros”.
Gates ha compartido algunos de los recuerdos que considera más importantes o significativos de su amistad con el famoso inversor value. Por ejemplo, explica que Buffett se ha ganado durante años la reputación de ser el “Oráculo de Omaha” por su inteligente forma de invertir en compañías infravaloradas. No obstante, Gates opina del inversor que “es igual de talentoso invirtiendo en la gente”. Se refiere a la capacidad del inversor para “atraer a la gente y hacer que se diviertan o que aprendan de él”.
“Incluso aunque lleve una agenda apretada, Warren encuentra tiempo para alimentar la amistad como muy poca gente que yo conozca. Coge el teléfono y te llama para decir hola. Regularmente nos manda artículos que ha leído en prensa y que cree que Melinda y yo encontraremos interesantes. Hasta el día de hoy, cada vez que voy a Omaha, Warren todavía conduce hasta el aeropuerto para recogerme”, relata Bill Gates.
Cómo Gates conoció a Buffett
Sin embargo, la historia que pueda resultar especialmente interesante por su valor para los inversores con estilo value es la de cuando ambas personalidades se encontraron por primera vez. El propio Gates la define como “un comienzo extraño”.
“A primera vista, Warren y yo podemos parecer incompatibles. Yo soy un empollón de la tecnología. Él es un inversor que no usa el correo electrónico. De hecho, nunca esperé ser amigo suyo”, explica el empresario. Éste relata que su primer encuentro con Buffett, en 1991, fue a instancias de la madre de Gates, que le pidió que se reuniera con un grupo de amigos entre los que se contaba el gurú de las inversiones. “Yo no quería ir. Le dije que estaba muy ocupado trabajando. Mi madre insistió en que Warren Buffett podría ser una persona interesante. Pero yo no estaba convencido”, explica Gates. Éste recuerda que llegó a decirle a su madre: “Mira, él sólo compra y vende papeles. Eso no es valor añadido de verdad. No creo que vayamos a tener mucho en común”.
Finalmente, la madre de Gates le convenció para ir a la reunión, aunque éste dijo que se quedaría sólo dos horas y después volvería a trabajar a Microsoft. Sin embargo, al final el encuentro entre ambos se prolongó mucho más de lo esperado. Gates destaca sobre el Oráculo de Omaha su genuino interés por comprender mejor los entresijos de Microsoft: “Empezó a hacerme algunas preguntas sobre el negocio de software y por qué una pequeña compañía como Microsoft podría esperar competir con IBM (una de las inversiones de mayor duración de Buffett), y cuáles eran las habilidades requeridas y la valoración. Eran preguntas asombrosamente buenas que nunca nadie me había preguntado antes”.
La primera impresión no puedo ser mejor: “De repente, nos perdimos en la conversación y pasaron horas y horas. No resultó ser un inversor grandilocuente. Tenía esa modesta forma de hablar sobre lo que hace. Era gracioso, pero lo que más me impresionó era lo claros que eran sus pensamientos sobre el mundo. Fue una profunda amistad desde nuestra primera conversación”, resume Bill Gates.