Un proceso que arranca como analista
Muchos son los caminos que pueden llevar a un profesional a ser gestor de fondos y, en cada entidad, el proceso para llegar a ser responsable de una cartera de inversión es distinto. En Fidelity Worldwide Investment trabajan con un plan de carrera muy marcado, estandarizado a través de los años y que implementan en todos sus centros de inversión.
Como primera característica del mundo de la inversión en Fidelity hay que destacar la gran libertad con la que cuentan sus gestores. No existe una visión de la casa general, no hay macroeconomistas ni estrategas que marquen las inversiones de los gestores. Cada uno es libre de tomar sus propias decisiones de inversión lo que puede dar como resultado que inviertan en sentidos opuestos. “De esta manera, diversificamos el riesgo y no movemos los mercados. En Fidelity gestionamos mucho dinero y si todos los fondos invirtieran igual podríamos influir en el precio de las acciones además, si nuestra visión macro es errónea, todos los fondos tendrían un mal comportamiento”, explica Matthew Sutherland, responsable de análisis de Asia Pacífico. “Aquí cada gestor es cien por cien responsable de sus decisiones y libre en su gestión”.
El proceso para llegar a ser gestor de un fondo de Fidelity suele arrancar como analista. Por lo general, la mayoría de las contrataciones se realizan entre estudiantes de MBA de universidades de Europa o Estados Unidos o de licenciados de escuelas locales. Para pasar el proceso de admisión tienen que aprobar lo que en la gestora denominan P-Test, en el que el candidato tiene cinco horas para analizar una compañía y realizar una recomendación de compra o venta. Recientemente, han contratado a dos analistas en su oficina de Shangai y recibieron 800 curriculos para los puestos. En la zona de Asia Pacífico, por ejemplo, trabajan actualmente 68 analistas que cubren 1.000 compañías.
Una vez en la empresa, durante ocho o diez años el profesional va rotando de sector cada dos o tres años para tener una visión general de los mercados. A los analistas se les valora tanto por su labor de análisis como por cómo de convincentes son para que los gestores implementen sus ideas. “No deben ser sólo buenos analistas sino que tienen que ayudar a generar alfa y eso sólo lo consiguen si sus recomendaciones tienen impacto en las carteras”, explica Sutherland.
En general, el 50% de los analistas consigue llegar a ser gestor. Los analistas que no lo consiguen suelen abandonar la entidad, mientras que los que sí lo hacen pasan a lo que en Fidelity conocen como la Academia de Gestores. En esa academia, el gestor recibe un fondo piloto que le permite aprender más sobre la gestión diaria de una cartera y a los responsables de la entidad ver qué clase de gestor va a ser. “Puede ser un gestor con un estilo más valor, o más de crecimiento, de grandes compañías, pequeñas… esto nos permite casar cuadrados con cuadrados y círculos con círculos”, dice Sutherland. Esta academia funciona en Fidelity desde hace cinco años y ya ha dado varios gestores como resultado.
Ejemplos de este proceso en la fábrica de gestores de Fidelity son Joseph Tse y Gillian Kewk, ambos con la acreditación CFA. Tse actualmente gestiona los fondos Asian Special Situations Fund, con 1.700 millones de dólares en activos bajo gestión, y el Fidelity Canada Far East Fund. Se incorporó a Fidelity en 1990 y comenzó a gestionar carteras seis años después. Por su parte, Gillian Kewk es gestora desde 2006, tras cinco años como analista en la oficina de Hong Kong de Fidelity en sectores como el de la tecnología o el financiero.