La implementación en Europa de la directiva Mifid II ha traido consigo grandes cambios para las entidades financieras y la forma en la que se realizan con sus clientes. Ahora, para contratar cualquier producto financiero es necesario pasar por un test de idoneidad o conveniencia en función del producto en cuestión con el fin de determinar si dicho producto se adecúa o no a las necesidades y perfiles de cada inversor. Uno de los servicios que más ha proliferado en los últimos meses ha sido la gestión discrecional de carteras hasta el punto de que, según los datos de Inverco, ya acaparan un patrimonio de 67.000 millones de euros solo distribuido entre clientes minoristas.
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