El BL-Global Bond es un fondo de renta fija global gestionado por Jean-Philippe Donge con el sello de Consistentes Funds People. Se trata de un producto que, desde su creación hace 20 años, se ha ido moviendo de manera muy flexible por el mercado. Donge se incorporó a BLI-Banque de Luxemburg Investments en 2001 tras haber trabajado como analista de telecos. Entonces, el 96% de la cartera estaba invertida en deuda soberana europea y solo el 4% en bonos emergentes. “En 2001-2002 no nos sentíamos en la necesidad de tener que añadir riesgo a las carteras. En los países desarrollados había activos muy interesantes. Pero las tires empezaron a caer y los mercados emergentes comenzaban a presentarse como una buena alternativa de inversión en renta fija. Las economías del mundo desarrollado veían aumentar sus déficits, mientras que los desarrollados presentaban superávits. China exportaba superávit y Estados Unidos importaba déficit”, revela.
Donge, que acaba de estar de visita en Madrid, se muestra orgulloso de haber anticipado la dinámica de los mercados emergentes. “En 2004 y 2005 optimizamos la cartera incrementando la exposición a emergentes. Llegamos incluso a tener el 30% invertido en este segmento. Principalmente, eran bonos de países como México, Indonesia o Rumanía, mercados de mucha calidad dentro de este universo. Entonces, la tir del bono indonesio estaba bajando y la del portugués subiendo. Hoy la política se mantiene. Tenemos invertido el 20% en mercados emergentes”, explica. El 80% está en desarrollados. Lo curioso es que este porcentaje se concentra básicamente en emisores que se pueden contar con los dedos de una mano. Son fundamentalmente 30 bonos de países como Alemania, Holanda, Finlandia y Austria, todos ellos con calificación crediticia AAA y AA, pero también emisiones cuya rentabilidad a vencimiento es en muchos casos negativa.
“En el actual entorno de mercado, no debes fijarte en los niveles a los que se mueven las tires. No invierto porque sean negativas, sino por que es un refugio seguro. Si piensas que las cosas van a ir a peor, es un seguro contra la deflación, la recesión… Por ese motivo nuestra estrategia es muy apropiada en una cartera de una compañía de seguros o un fondo de pensiones”, afirma el experto. Según explica, el principal objetivo del equipo es asegurarse de que están invertidos en bonos de alta calidad, en buen crédito, sin seguir ningún tipo de índice de referencia. “En el caso de que la calidad crediticia de un bono que tenemos en cartera se deteriore, lo vendemos sin contemplaciones. Nuestra labor trata de identificar la inmigración que se produce en el universo, concretamente los movimientos que se producen en lo referente a la calidad crediticia de los activos. Algunos países han visto mejorado su rating. Otros empeorado. Lo importante es la dirección que siguen”.
En sus análisis se basan en los informes de distintos organismos, como el FMI, el BCE, las agencias de calificación de riesgos... “Esto nos sirve para hacernos la fotografía. Cuando el entorno mejore, podré volver a invertir en Malasia… mientras tanto, no. Cuando se resuelvan los problemas financieros en la periferia europea, podré volver a España, Italia… No sé cuándo ocurrirá, pero cuando lo haga nos moveremos y cambiaré rápidamente la asignación. Actualmente, la duración de la cartera es de cuatro años. Generalmente, si las tires suben aumentamos la duración. Si bajan la reducimos”. A la hora de construir la cartera, Donge se fija en dos aspectos. El primero, ya mencionado, es la calidad. El segundo es la descorrelación que ese activo aporte a la cartera. Con un patrimonio que se acerca a los 200 millones de euros, el fondo ha conseguido en su clase cubierta generar en los últimos cinco años una rentabilidad anualizada del 3%, 0,33 puntos por encima de su categoría, según datos de Morningstar.