Tres gestores de MFS IM han analizado lo ocurrido en tres momentos del pasado: la II Guerra Mundial y la década de 1940, el final del sistema monetario de Bretton Woods en la década de 1970 y, a modo de contraejemplo, la década deflacionista de 1930.
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Si bien la inflación no se situaba en niveles tan altos desde hace mucho tiempo, a lo largo de la historia se han producido múltiples episodios de inflación elevada de los que podemos extraer lecciones. Por lo general, los episodios de aumento de la inflación han estado asociados a grandes conflictos bélicos. Aunque los incrementos súbitos e inesperados de la inflación pueden resultar alarmantes, lo que realmente perjudica a los inversores son los periodos prolongados de inflación elevada.
De cara a comprender sus efectos sobre distintos factores de renta variable, los gestores de MFS IM Benjamin R. Nastou, Jed Stocks y Jeffrey D. Morrison, han analizado lo ocurrido en tres periodos: la II Guerra Mundial y la década de 1940, el final del sistema monetario de Bretton Woods en la década de 1970 y, a modo de contraejemplo, la década deflacionista de 1930, durante la que se produjo un desplome en los precios y en la producción debido a la Gran Depresión. En su análisis, los datos sobre los factores de pequeñas capitalizaciones, valor y momentum empiezan en la década de 1920. Los datos sobre los factores de rentabilidad e inversión comienzan en la década de 1960.
Pequeñas capitalizadas frente a grandes capitalizadas
Los resultados son dispares. Los valores de pequeña capitalización cosecharon rentabilidades superiores a sus homólogos de gran capitalización en los entornos inflacionistas de las décadas de 1940 y 1970. Sin embargo, las pequeñas capitalizaciones registraron su rentabilidad superior más marcada frente a las grandes capitalizaciones durante la década de 1930, que tuvo un carácter deflacionista. En consecuencia, no queda totalmente claro si existe algún vínculo entre la prima de los valores de pequeña capitalización y la inflación.
Value
Los títulos baratos batieron a los caros tanto en la década de 1940 como en la de 1970. La prima del factor de valor registró un comportamiento relativamente débil durante el periodo deflacionista de la década de 1930. Esto respalda aún más la tesis de que el value podría cosechar rentabilidades superiores durante periodos inflacionistas.
Momentum
El momentum como factor (comprar valores que registran una sólida rentabilidad y vender aquellos que muestran una rentabilidad deslucida) firmó una gran evolución durante las décadas de 1940 y 1970 y un comportamiento pésimo en la década de 1930. El factor momentum a menudo registra sólidas rentabilidades, aunque acusa periódicamente los graves desplomes que tienden a conllevar los episodios deflacionistas. Además, los episodios inflacionistas suelen prolongarse en el tiempo. Esto podría resultar beneficioso para las estrategias de tipo momentum a medida que los inversores se suman a estas mientras persiste la tendencia.
Rentabilidad
Este factor se usa a menudo como un indicador de calidad. No existen datos disponibles para las décadas de 1930 y 1940, y los resultados obtenidos durante la década de 1970 fueron bastante planos. Parte de la rentabilidad más bien plana que registró este factor durante la década de 1970 pudo deberse a la burbuja en los valores de elevada calidad conocida como Nifty Fifty, que podría haber perjudicado a este factor durante esta década.
Inversión
El factor de inversión mide la rentabilidad superior en empresas que experimentan un crecimiento más lento de los activos. Está correlacionado en aproximadamente un 70% con el factor de valor. No cuentan con datos disponibles hasta la década de 1960. Sin embargo, durante el periodo inflacionista de la década de 1970, este factor registra un buen comportamiento, similar a lo que sucede con el value.
El siguiente gráfico muestra el comportamiento de estos factores durante la década de 1970. Este pone de manifiesto que la rentabilidad superior de los factores de valor, momentum e inversión se aceleró cuando la inflación se disparó en la segunda mitad de la década.
Conclusión
Tal y como explican los gestores de MFS IM, en general, estos resultados sugieren que los factores de valor y momentum parecen ser los que mejor rentabilidad obtienen durante periodos de inflación. “La mayoría de los gestores de renta variable cuantitativa suelen presentar una exposición considerable a los factores de valor y momentum, y el vínculo entre estos dos factores y la inflación ha supuesto un lastre para los inversores cuantitativos durante la pasada década, que se ha caracterizado por una inflación sumamente reducida. Si el aumento de la inflación que hemos experimentado en fechas recientes continúa, este lastre podría pasar a convertirse en un factor favorable para este tipo de inversores”, concluyen.