Compromiso Net Zero: ¿cómo trasladarlo a la gestión de las inversiones?

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, Ana Rivero (Santander AM), Guillermo Hermida (CaixaBank Private Banking), Teresa Casla (Fonditel), Alberto Gómez-Reino (BBVA AM) e Isabel Vento (BlackRock). Firma: FundsPeople.

La campaña Net Zero comenzó en 2019 en la COP25. Allí más de 500 empresas se comprometieron a acelerar la reducción de sus emisiones de carbono para alcanzar las cero emisiones netas en 2030, adelantándose en 20 años a las metas marcadas en el Acuerdo de París para 2050. Hoy son muchas más las compañías que han asumido este objetivo, entre ellas más de 70 gestoras de activos. Expertos de varias de estas firmas debaten en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por BlackRock, cómo se trasladan los compromisos relacionados con el clima a la gestión de las inversiones y qué oportunidades pueden surgir en este nuevo mundo en transición.

Un proceso sin vuelta atrás

¿Qué significa para un gestor asumir el compromiso Net Zero? ¿Podrá, por ejemplo, invertir en petroleras? En realidad, esa no es la cuestión. Lo explica Ana Rivero, responsable global de Estrategia de Mercado y ASG en Santander AM, gestora adherida a esta iniciativa: “Significa que te pones unos targets de descarbonización con el horizonte puesto en 2050, con mediciones intermedias. El objetivo es ir reduciendo las emisiones de carbono del fondo, una disminución que va a provenir fundamentalmente de la decisión de las propias empresas en cartera de reducir su huella de carbono”. Gestores y entidades, por tanto, acompañan a las compañías en ese proceso. En este punto destaca que el engagement colaborativo tiene mucho valor y es mucho más potente en este tipo de presiones que el individual en el caso de las grandes corporaciones, las cuales, al final, “son las que más pesan y las que más emisiones de carbono van a sumar a la cartera”.

Según cuenta, este compromiso con la descarbonización supone que “se van a tomar decisiones en el futuro para ir modulando lo que tienes en cartera de forma que se vayan cumpliendo los objetivos marcados”. Un proceso que requiere medición de datos muy específicos de clima, muy granulares, “y eso es lo más complicado”. El equipo de ASG lógicamente lo tiene claro y lo entiende, pero no es el caso de todos los equipos. “Es necesaria formación interna para que todo el mundo entienda qué significa”. Considera lógico que muchos gestores no estén demasiado informados todavía sobre qué significa interiorizar este tipo de criterios en la inversión porque hasta el momento no ha sido la prioridad. También el personal de riesgos y compliance debe formarse en este ámbito porque son ellos los que tienen que monitorizar que los objetivos se cumplen. Al final, el efecto principal de la asunción de este compromiso ha sido “la concienciación absoluta, ponerlo encima de la mesa y ser conscientes de que ya no hay vuelta atrás”.

El impacto en el asset allocation

En BBVA AM monitorizan desde el año pasado la trayectoria de huella de carbono de los activos en cartera en los que se puede medir. En concreto, según explica Alberto Gómez-Reino, responsable de Asset Allocation e Inversión ASG de la gestora, lo que están haciendo actualmente es analizar la sensibilidad de esas trayectorias en el mix de productos, en los cambios en el asset allocation, antes de fijar e informar de la forma en la que van a descarbonizar las carteras y de formalizar unas metas explícitas. Comenta que precisamente una de las estrategias marcadas por Net Zero es esa monitorización. Además, avanza que este año van a empezar a reportar progresivamente según las recomendaciones del TFCD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures), que es, además, una de las recomendaciones de Net Zero. De forma que, “implícitamente, sin habernos adherido a día de hoy a este compromiso estamos haciendo gran parte del trabajo marcado en Net Zero”.

Reflexiona también sobre la evolución de la S y la G de la ASG. “Nos falta el desarrollo de esa taxonomía”. Para suplir esta carencia explica que la gestora tiene en cuenta los criterios sociales y de gobernanza en la elaboración del rating interno y en la monitorización de controversias, “otra cosa es que esté formalizado como lo está en el caso de las métricas ambientales”. “Para darle un impulso tenemos que hacer lo mismo que con la A en el caso del desarrollo normativo”, añade.

Queda por abordar la biodiversidad

Teresa Casla, consejera delegada de Fonditel, cuenta que tampoco tienen un objetivo de Net Zero en la gestora. Pero explica que Telefónica “es muy ambiciosa y tiene la meta de cero emisiones en el año 25. Por lo tanto, ese ADN nos lo van trasladando todos los días desde el grupo en todas nuestras actividades y en todas nuestras skills a la hora de gestionar”. Cuenta que llevan midiendo desde hace más de un año la descarbonización de las carteras: “Estamos intentando ver la efectividad real del cambio de la gestión en la huella de carbono”. Pone un ejemplo. “Notamos que cuando invertimos más en mercados emergentes nos sube la huella. Tenemos que tener esa sensibilidad al global de la cartera y ver cómo de operativo puede ser intentar llegar a una huella de carbono del Acuerdo de París”.

Sobre las métricas del clima explica que la más desarrollada es la de gases de efecto invernadero porque es la que el TFCD pide a los firmantes del PRI (Principios para la Inversión Responsable) que publiquen. A su juicio, en el ámbito del criterio medioambiental “queda todavía por abordar la otra parte, la de la biodiversidad, el tratamiento del agua y los residuos, la necesidad de proteger los ecosistemas”. Está convencida de que ese componente va a tener en un futuro la misma importancia que los gases de efecto invernadero. Sobre la S de la ASG explica que la gestora, por el colectivo de planes de empleo, tiene una especial sensibilidad a estos factores. “Aspiramos a que nuestras carteras tengan en un futuro un vértice mucho más social. La S va a ser determinante a partir de ahora y diferencial en el futuro”.

Hay que predicar con el ejemplo

Guillermo Hermida, responsable de Estrategia ASG de CaixaBank Private Bank, cuenta que la firma del compromiso de Net Zero es del banco a nivel. Y pone el acento en las obligaciones de las gestoras en este ámbito. Considera que “hay que ir más allá y predicar con el ejemplo”. Y eso implica mirar hacia dentro y ver “cuál es la capacidad que tenemos de reducir las propias emisiones derivadas de nuestra actividad: cuántos viajes hacemos, qué tipo de papel utilizamos, cómo gastamos... todo ello tiene que ser un paso adicional”. “Es el que estamos dando dentro de la gestora y el grupo”, afirma.

Respecto el tema de la S y a G, recuerda el origen social del banco (caja de ahorros). “Una de las grandes inquietudes de la entidad era dotar de un sistema de previsión a los trabajadores cuando todavía no existía la Seguridad Social. Es algo que lo llevamos absolutamente imbricado”. Añade que uno de los caballos de batalla de la entidad es el tema de la brecha salarial y la igualdad en los Consejos. Como el resto de ponentes destaca que la parte social y de gobernanza no está demasiado desarrollada desde el punto de vista regulatorio, pero espera que sí lo esté ya en 2023 en el caso de lo social.

Tres maneras de abordar el reto

También BlackRock es firmante de Net Zero. Isabel Vento, responsable de Desarrollo de Negocio para Iberia de la gestora, recuerda que este año uno de los mensajes clave de la carta de Larry Fink (CEO de BlackRock) fue la oportunidad de inversión histórica que presenta la transición. Explica que abordan el reto de la descarbonización que implica Net Zero de tres maneras.

La primera es la medición de la transparencia

  • “Nos vamos a comprometer este año a publicar métricas de alineación de temperatura para nuestros socios cotizados de renta variable y de renta fija en aquellos mercados donde tengamos suficientes datos fiables”.
  • También se van a comprometer a publicar la proporción de los activos gestionados actualmente que estén alineados con un modelo de cero emisiones de carbono.
  • Y van a anunciar un objetivo provisional sobre la proporción de esos activos que cumplirán con el objetivo de ser emisiones netas en 2050 en aquellos mercados en los que se tengan suficientes datos fiables.

El segundo ámbito de actuación es el de la tecnología

  • Estamos avanzando con el desarrollo de Aladdin Climate para ayudar a nuestros gestores, pero también a nuestros clientes, a gestionar y a cubrir sus objetivos climáticos mediante la monitorización de los riesgos físicos y de transición de sus carteras”.

Una tercera vertiente a abordar está relacionada con la inversión y las soluciones de producto

  • “Nos vamos a comprometer a lanzar productos de inversión con objetivos explícitos de alineación de temperatura, incluidos los orientados hacia la transición a una economía de cero emisiones netas de carbono”. Explica que hace dos semanas lanzaron dos ETF en Europa, uno de renta variable americana y otro de renta variable global, que están alineados con el Acuerdo de París; y en Estados Unidos, en abril, lanzaron dos ETF enfocados en la temática de transición hacia una economía neta en carbono. Uno de ellos, el focalizado en EE.UU., “fue el mayor lanzamiento de un ETF de la historia con más de 1,2 billones de dólares en activos en el momento del lanzamiento”.
  • Destaca, además, que BlackRock ha incorporado las implicaciones del cambio climático en sus Capital Market Assumptions, “en nuestras hipótesis sobre el mercado de capitales que, al final, son las que constituyen el asset allocation en nuestras carteras”. 
  • Por último, en el ámbito del investment stewardship, van a solicitar que las empresas presenten un plan estratégico donde tengan en cuenta cómo llegar al objetivo del Acuerdo de París, y en aquellas en las que consideren que no está claro cómo van a llegar tomarán medidas, por ejemplo, a través del voto sobre determinadas propuestas de las Juntas de Accionistas en materias de sostenibilidad.