Carl Icahn, Bill Ackman, Daniel Loeb…Todos ellos son lo que se conoce en el mundo de la inversión como inversores activistas, aquellos que adquieren participaciones importantes de compañías cotizadas con el objetivo de influir en su gestión en un corto plazo de tiempo. Lo habitual es que sean pocas las compañías que quieran tener a un inversor activista entre su accionariado pero lo cierto es que este tipo de inversiones no ha hecho más que crecer en los últimos años. Tanto que según un informe de Forética, el volumen de activos gestionados con estrategias activistas se ha multiplicó por 29 veces entre 2004 y 2018.
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