No obstante, descartó que se pueda presentar una contaminación en cuanto al servicio que prestan estos bancos a sus acreditados, pues la banca que opera en el país ha generado muy buenos resultados a sus matrices.
Entrevistado por El Economista, precisó que podrían presentarse reducciones en el presupuesto sobre tecnologías o en inversiones de infraestructura de “las franquicias de bancos internacionales” que tienen presencia en México. Pero no más.
Una vez que las expectativas sean mejores, y los bancos internacionales pongan a trabajar los recursos que hoy mantienen en caja, México podría tener un salto cualitativo del negocio.
“No sé si será en tres, cuatro, o cinco años, pero cuando se destape el momento conveniente para invertir, deberíamos tener un salto cualitativo en México (...) Hoy las expectativas son de cuidar los centavos y esas eficiencias van a lograr que en el futuro, lo que se producirá no serán centavos incrementales, sino pesos”, confió.
México es uno de los siete países donde Credit Suisse tiene inversiones. Es uno de sus “polos de crecimiento, una estrategia de largo plazo al segundo mercado emergente más grande de América Latina”.
Entre las fortalezas que han hecho atractivo al país para este negocio está la población “sustancialmente grande” que representará un importante poder adquisitivo o transacciones bancarias en el futuro.
Y sobre todo, que representará junto con Brasil, India, China y Rusia, uno de los países que tendrán 50% de la producción mundial.
“Nos estamos anticipando a las tendencias globales (...) El banco sigue dando un voto de confianza a México (...) Una vez que la banca se convierta en el motor de desarrollo incremental del país, que catapulte los negocios, tendrán una capacidad económica internacional más dinámica y ahí es donde queremos estar ya”, comentó.