El supervisor financiero luxemburgués exige reforzar la supervisión de actividades delegadas tras detectar carencias que afectan la transparencia y los inversores.
La Comisión de Supervisión del Sector Financiero (CSSF) de Luxemburgo ha lanzado una advertencia para que los gestores de fondos de inversión (IFM por sus siglas en inglés) refuercen el control sobre las actividades delegadas, particularmente en la gestión de carteras. Este llamado se produce tras una revisión exhaustiva llevada a cabo entre 2021 y 2024, donde se evidenciaron carencias significativas en el seguimiento de estas funciones, lo cual representa riesgos para la transparencia y los intereses de los inversores.
Este llamado de atención de la CSSF no es aislado; forma parte de una serie de esfuerzos continuos para mejorar las prácticas de gobernanza y control de los IFM en Luxemburgo. Iniciativas anteriores, como la Circular CSSF 18/698, ya establecían lineamientos para garantizar una supervisión efectiva en la delegación de funciones, con disposiciones específicas sobre la gobernanza y la lucha contra el blanqueo de capitales.
Supervisión de delegados y conflictos de interés
La CSSF ha subrayado que los gestores de fondos de inversión (IFM) no pueden desligarse de la responsabilidad final sobre las actividades delegadas. Aunque delegar la gestión de carteras o ciertas funciones puede ser una práctica común en el sector, esto no exime a los IFM de mantener un control riguroso y continuo sobre los delegados. La CSSF destaca que muchos IFM carecen de una estructura robusta de supervisión, lo que pone en riesgo la transparencia y la alineación con los intereses de los inversores.
Procedimientos de selección y monitoreo
Para cumplir con sus obligaciones, los IFMs deben desarrollar procesos claros de selección y evaluación de los delegados. Esto incluye llevar a cabo diligencias debidas exhaustivas para asegurarse de que el delegado tiene la capacidad operativa, técnica y regulatoria para manejar las tareas asignadas. Una vez seleccionados, es fundamental que los IFMs implementen sistemas de monitoreo que permitan una supervisión continua y en tiempo real de las actividades del delegado. Esto implica no solo revisiones periódicas, sino también una capacidad para identificar rápidamente cualquier desviación de los estándares establecidos.
Gestión de conflictos de interés
La CSSF ha identificado que la falta de políticas adecuadas para gestionar los conflictos de interés es una deficiencia común entre los IFM. La delegación puede generar conflictos si, por ejemplo, el delegado también gestiona fondos que compiten con los del IFM o tiene intereses comerciales que puedan influir en las decisiones de inversión. Para mitigar estos riesgos, la CSSF exige que los gestores desarrollen políticas específicas para detectar y manejar conflictos potenciales antes de que afecten negativamente a los inversores. Esto incluye la obligación de implementar mecanismos de reporte y transparencia que aseguren que todas las decisiones de inversión reflejen el interés primario de los inversores y no el de los delegados o cualquier tercero involucrado.
Además, deben estar preparados para detectar y gestionar conflictos de interés que puedan surgir durante esta relación, estableciendo procedimientos claros para que las decisiones de inversión siempre respondan al mejor interés de los inversores y no comprometan la integridad del mercado.
Ejemplo de buenas prácticas
Algunas de las buenas prácticas recomendadas por la CSSF incluyen la adopción de controles internos robustos que detecten señales de alerta en la gestión delegada, así como auditorías periódicas y externas para evaluar la efectividad de las políticas de supervisión y conflicto de interés. Los gestores también pueden establecer comités de supervisión internos que revisen de manera independiente las decisiones de los delegados y aseguren que estas se alineen con los objetivos estratégicos y regulatorios de la firma.
Planificación de contingencias y continuidad operativa
Otro aspecto fundamental señalado por la CSSF es la necesidad de que los IFM tengan planes de contingencia y continuidad operativa. La falta de preparación para posibles fallos en los servicios delegados expone a los gestores a interrupciones que podrían afectar significativamente el servicio a los inversores. La CSSF insta a los IFM a establecer medidas que aseguren una transición fluida y minimicen cualquier impacto en caso de fallo de los proveedores delegados.
Exige un marco de gobernanza que permita una respuesta ágil a cualquier señal de riesgo en sus relaciones de delegación. Con estos ajustes, se busca una mayor transparencia y una protección efectiva para los inversores.