¿Cuántos inversores españoles están demandando sostenibilidad? Las primeras cifras del impacto de la Green MiFID

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Fuente: Estée Janssens (Unsplash).

El pasado 2 de agosto de 2022 se recordará como uno de esos puntos de inflexión en la inversión sostenible en Europa. Ese día entró en vigor la modificación de MiFID II que obligaba a las entidades a preguntar en los test de idoneidad que realizan a sus clientes sobre sus preferencias de sostenibilidad. O, como se la conoce en el sector, la Green MiFID.

Han pasado solo tres meses. Es cierto que es pronto para sacar grandes conclusiones sobre la sostenibilidad del inversor español. Sobre todo teniendo en cuenta que tal como ha explicado Fernando Zunzunegui, coordinador de regulación EFPA España, en un webinar celebrado recientemente por la asociación, "no ha sido hasta septiembre cuando se han publicado las directrices finales de ESMA y se han dado seis meses hasta la entrada en vigor". Aún así, las entidades ya empezado a testar las preferencias de sostenibilidad de sus inversores.

Por ejemplo, según explica Mariví Herrera, directora de Abante Asesores, desde la firma de asesoramiento adaptaron ya desde el principio sus test de idoneidad y  cuentan ya con algoritmos para poder hacer frente a esas necesidades de esos clientes sostenibles. Da además cifras de cuántos son. "Nos sorprende que un 60% de los clientes quieren que su cartera de inversión contemple temas de sostenibilidad", explica.

Similar es la cifra con la que se han encontrado en Santander. Eso sí, según explica José Pons, responsable del modelo de asesoramiento y comercialización del departamento de ahorro e inversión de Banco Santander en España, ha habido muchas diferencias según el tipo de clientes. “Entre los clientes de banca privada, el 50% muestran preferencias de sostenibilidad. Fuera de banca privada, el porcentaje al principio era del 30% aunque ahora está variando mucho y ahí hay un trabajo arduo de los profesionales a la hora de explicarlo”.

Cómo se pregunta al cliente

En concreto, lo que marcan las directrices de ESMA y también las recomendaciones que a este respecto ha hecho la CNMV, es que  la primera pregunta que hay que hace es preguntar al cliente sobre si tiene o no una preferencia de sostenibilidad en sus inversiones. "Si es que no, la entidad podrá recomendar sostenibles y no sostenibles. Si dice que sí, tiene que averiguar: inversiones sostenibles con taxonomía, si hay preferencias de factores E, S o G y en qué porcentaje, así como indicar el porcentaje de las PIAS en sus carteras. Es algo muy granular y complicado", explica Zunzunegui. De hecho, en otra jornada reciente sobre inversiones sostenibles organizada por ASEAFI, alertaban que esa complejidad podría acabar provocando que la demanda por unas inversiones sostenibles no sea tan alta como se espera.

No obstante, hay una alternativa ya que es si el inversor no tiene claro esos porcentajes siempre puede optar por delegar esa decisión en la propia entidad. "En banca hemos visto que los clientes que tienen preferencias de sostenibilidad delegan esas preferencias en la entidad y apuestan por ejemplo por las estrategias de gestión discrecional", explica Ángela Rodríguez, miembro del equipo de inversiones de ABANCA.

La duda está en ¿qué porcentaje debe recomendar en estos casos el asesor? "Si tiene esa preferencia de sostenibilidad, es de al menos 51% de la cartera lo que se ofrece en sostenibilidad", explica Pons. Otra cosa es que haya una oferta o no suficiente para alcanzar ese porcentaje de inversiones sostenibles. Las cifras absolutas indican que sí ya que cerca de la mitad de los fondos que tiene disponible el inversor español están clasificados como articulo 8 o 9.

Sin embargo hay dos problemas: no todos los fondos artículos 8 son susceptibles de ser incorporados en las carteras sostenibles (se ahí que la industria se haya inventado la clasificación de artículo 8 plus) y dos, la oferta de los que hay está muy concentrada en estrategias de renta variable, por lo que sigue siendo complicado encontrar una cartera diversificada  que pueda ser 100% sostenible.