“¿Nos estamos preocupando demasiado por el riesgo político?”. Esta pregunta ha sido el leiv motiv de una serie de reflexiones efectuadas por Paras Anand, director de inversiones de renta variable europea de Fidelity, en el marco de la conferencia anual de prensa celebrada recientemente por la gestora en su oficina londinense.
Anand sostiene que los cambios políticos ejercen “mucha influencia psicológica” sobre los mercados, pero que en realidad sus efectos apenas son perceptibles en el largo plazo. Para reforzar su argumento, se fija en lo que sucedió en 2016, un año político por excelencia: “A pesar de los eventos políticos de 2016, los mercados se comportaron muy bien. Los eventos causaron impactos significativos, pero no en la renta variable: el Brexit provocó que se desplomara la libra, mientras que la elección de Trump dio pie a una corrección de los treasuries”, detalla el experto.
En su opinión, estas reacciones respondieron a que “los eventos políticos cambiaron las expectativas a medio plazo para la economía global”, pero también indica que, meses después de que se produjeran, “EE.UU. sigue mostrando fortaleza económica, mientras que en Reino Unido no se ha notado el impacto negativo del Brexit sobre la economía subyacente”.
Por tanto, a partir de estas observaciones, Anand extrae cuatro lecciones importantes que cree que los inversores deberían tener en mente. La primera, que es más importante el impacto psicológico que la realidad de los hechos: “Para los participantes del mercado, lo más importante es posicionarse en anticipación a que suceda un evento, no para lo que pueda suceder después de dicho evento”. La segunda lección es más bien un recordatorio, que “el sistema financiero finalmente se ha recapitalizado y el riesgo de contagio se ha minimizado”, por lo que Anand asevera que “los aspectos top down tienen menos importancia sobre la dirección del mercado”.
En tercer lugar, el director de inversiones reitera que “el impacto político sobre la economía real es marginal, y todavía más pequeño sobre las empresas”. En su opinión, “las políticas necesitan alcanzar un ritmo de evolución”, es decir, que se desarrollen a lo largo del tiempo antes de que se note un impacto. En cambio, declara que “es más importante para las empresas preocuparse por la evolución de la tecnología y su impacto disruptivo”.
Finalmente, Anand expone en cuarto lugar una teoría que ha desarrollado a partir del análisis de los mercados: que exista una suerte de curva de Laffer en política monetaria. Recordemos que la curva de Laffer expone que el incremento de los impuestos no siempre va de la mano de un incremento de la recaudación. Siguiendo con esta lógica, lo que se plantea el experto de Fidelity es si “la estrategia de los bancos centrales puede llegar a tener el efecto opuesto a lo que quería conseguir, al dejar de estimular a la economía para en realidad contribuir a una caída de la confianza”. Anand se refiere en este caso al comportamiento visto en los mercados tras la introducción de tipos negativos en Europa y Japón. En su opinión, lo que en verdad se necesita es “reintroducir un efecto multiplicador en la economía, para que cuando empiece a mejorar el crecimiento se recupere la concesión de crédito”. Para el experto, ese efecto multiplicador podría conseguirse “si se incrementa el enfoque sobre la política fiscal en vez de en la monetaria en los próximos años”.
¿Fin de la tendencia alcista?
El director de inversiones de renta variable europea de Fidelity define al escenario con el que está trabajando como de “sorprendente normalidad”, en el sentido de que los mercados van a volver a centrarse en los fundamentales después de años en los que han estado impulsados por la expansión de múltiplos. “La renta variable europea no está barata, pero cotiza en unos niveles razonables. La rentabilidad por dividendo es superior, las empresas cotizan baratas en comparación con otras regiones, los balances son fuertes y el crecimiento es sostenible”, argumenta Anand. A esto añade que los inversores también empezarán a prestar mayor atención al crecimiento de los salarios y su efecto potencial sobre los márgenes de beneficio corporativos.
En este escenario, se observa que la competición a nivel corporativo se ha intensificado como consecuencia del desarrollo de nuevos modelos de negocios basados en nuevas tecnologías: “El ciclo medio de vida de una compañía se ha reducido a catorce años. Esto es debido a que la tecnología disruptiva está creando competición de precios e incluso desintermediación en casos extremos”.
Como resultado de este cambio de tendencia, el director de inversiones cree que la sólida tendencia alcista vista hasta recientemente está mutando en un mercado de rangos, en el que “las medias del mercado importan menos”. Anand matiza que “este escenario no debería reducir el entusiasmo por la renta variable, pero los inversores deberían centrarse más en un correcto stock picking antes que en el resultado agregado de los índices”.