Colm McDonagh, responsable del equipo de renta fija emergente de Insight (BNY Mellon IM), comenta cómo en los países emergentes se está realizando un uso avanzado de los pagos electrónicos, la desintermediación y los teléfonos inteligentes.
Algunos recordarán un anuncio de Telefónica de 1999 en el que la operadora presentaba los primeros teléfonos móviles con internet bajo el lema “Movistar emoción, internet en la palma de la mano”. Casi 20 años después, la emoción no está en internet como final, sino como medio gracias a sus múltiples usos y aplicaciones. El equipo de deuda de mercados emergentes de Insight (parte de BNY Mellon IM) considera particularmente emocionante la gran ola de innovación tecnológica que está llegando desde países en vías de desarrollo.
Desde la firma cuentan una anécdota que consideran representativa: en un reciente viaje de trabajo del equipo a China, una acción tan simple como descargarse la app WeChat resultó fundamental. Colm McDonagh, responsable del equipo y gestor del BNY Mellon Emerging Markets Corporate Debt Fund (calificado como Consistentes Funds People) explica que WeChat no es sólo una aplicación de mensajería instantánea, sino que también sirve para efectuar pagos electrónicos, y esta capacidad ha permitido su rápida expansión: “En los mercados emergentes, cada vez más gente paga con su móvil en vez de con efectivo o con tarjeta. Está previsto que para 2019 el 85% de los pagos electrónicos de China se realicen con el teléfono móvil”, detalla.
Es tal la magnitud de la tendencia que en la gestora creen que sitúa a China “a la cabeza de la mayoría de los mercados occidentales”. Como señala McDonagh, entre enero y octubre de 2017 las transacciones electrónicas en China alcanzaron los 12,77 billones dólares. Para hacerse una idea de esta escala, en un periodo similar PayPal (sistema de pagos electrónicos propiedad de la estadounidense eBay y cofundado por Elon Musk) realizó operaciones por valor de 451.000 millones de dólares.
“La desintermediación está siendo excepcionalmente rápida”, observa el experto, que considera que esta tendencia “tiene muchas implicaciones que solo estamos empezando a comprender”. Cita por ejemplo la importancia creciente de los modelos de negocio peer-to-peer en detrimento de las industrias tradicionales: “Pensemos en lo que está sucediendo en nuestras sociedades, donde los bancos están cerrando oficinas físicas como parte de una tendencia general hacia la digitalización. En muchos países de mercados emergentes, las entidades no cuentan con oficinas en cada pueblo porque la presencia física no es tan importante. De repente, un montón de sectores que hemos desarrollado en Occidente deben reinventarse si quieren funcionar en los mercados emergentes”, concluye McDonagh.
Otro ejemplo claro de salto tecnológico es el caso de la red de telefonía fija: algo que sigue siendo habitual en el mundo occidental, en los emergentes es cosa del pasado, y el gestor afirma que esto “está permitiendo un mayor crecimiento y un mejor acceso a la educación”, en el sentido de que en muchos de estos países resulta difícil construir redes de telefonía fija, por su orografía y por las distancias geográficas. El gestor pone un ejemplo claro de inversión en esta transición: PLDT, una compañía telefónica de Filipinas que fue además una de las primeras inversiones que hizo en emergentes. “Filipinas tiene una orografía complicada: islas, montañas e incluso volcanes. Sin embargo, esta empresa tuvo éxito porque desarrolló su red de telefonía móvil”, resume.
Para McDonagh, el desarrollo de la telefonía móvil tiene un impacto positivo todavía más evidente en el continente africano: “En algunas zonas de África, durante mucho tiempo, si querías hacer una llamada tenías que viajar, literalmente, doce horas hasta el teléfono más cercano y nada te garantizaba que funcionase. Ahora, en toda África puedes operar en línea desde tu móvil, ya sea para comprar ganado o para acceder a servicios financieros. Esto nunca habría sucedido si hubiesen tenido que construir redes de telefonía fija en todo el continente. Es más fácil construir torres de telefonía móvil, ya que no hace falta tanta infraestructura, por lo que este tipo de negocios resultan tremendamente rentables. Nos interesan mucho las empresas de este sector”, sentencia.
La revolución del smartphone
El gestor sostiene que la penetración de teléfonos inteligentes en países emergentes ha contribuido a reducir las desigualdades sociales, “gracias a que facilitan el intercambio de información y los cursos en línea han mejorado el acceso a la educación”. “El uso de estos dispositivos ofrece además un acceso continuo a las noticias, lo que a su vez tiene un impacto político y afecta a la volatilidad del mercado”, añade.
Si a la implantación del uso de smartphones se suma la primera tendencia expuesta por el experto, la creciente capacidad para transferir dinero desde el móvil, la conclusión a la que llega McDonagh es que en el futuro podría verse un cambio significativo en los flujos de capital: “Gracias a esta inmediatez, la gente puede transferir dinero rápidamente como respuesta ante determinados acontecimientos o por opiniones políticas o de otro tipo”, indica.
El experto asocia una última megatendencia al uso extendido de smartphones, el proceso de urbanización que están experimentando actualmente numerosas naciones de emergentes. ¿Cuál es la conexión? “Hablamos de grupos más grandes de personas que pueden intercambiar más ideas, lo que fomentará el desarrollo de todo tipo de negocios y de servicios a través del móvil. Aunque la gente viva en grandes ciudades, las relaciones son cada vez más digitales que físicas”, indica McDonagh.
Oportunidades de inversión
A pesar de lo emocionante de todos estos procesos, el gestor muestra una actitud prudente, pues considera que las consecuencias de todos estos cambios son diversas y aún se encuentran en una fase incipiente. “Los inversores están cambiando su forma de pensar con respecto a la inversión en mercados emergentes. Por lo que, si quieren invertir en deuda soberana de mercados emergentes, deben plantearse de qué tipo. ¿Deuda de mercados emergentes de calidad A o BBB? ¿O deuda de mercados emergentes de calidad B o impagada? La asignación de activos por parte de los inversores también está cambiando. ¿Prefieren invertir en deuda en moneda local o en divisa extranjera?”, comenta a modo de ejemplo.
El portavoz de Insight también recomienda a los inversores que sean más flexibles y aprovechen más "las oportunidades puntuales, ya que adoptar una postura estructural a largo plazo ha dejado de tener sentido en muchos casos”. También aconseja a los inversores que sean mucho más selectivos, y que tengan más en cuenta las asignaciones tácticas. McDonagh concluye que el régimen actual del mercado está viviendo un punto de inflexión: “Nos encontramos ante el fin de la beta (aunque creo que volveremos a verla en algún momento). Desde el punto de vista de un gestor de fondos, vivimos un momento absolutamente fascinante para invertir en los mercados emergentes durante este periodo de transformación”.