“Actualmente vemos dos tipos de historias diferentes dentro del mundo emergente”. Con esta afirmación comienza el análisis de Alejandro Arévalo, gestor y especialista de renta fija corporativa emergente de Pioneer Investments. Se refiere por un lado a las historias de crecimiento de India y China y, por el otro lado, a las dificultades que atraviesan Rusia y Brasil. A su vez, el equipo de Pioneer se centra en dos historias dentro de Latinoamérica que pueden verse a grandes rasgos como la cara y la cruz de la inversión en renta fija dentro de la región.
Arévalo se fija en primer lugar en el caso brasileño: el país sufre un 8% de inflación y, según previsiones de la firma, su PIB se contraerá un 1% este año. Para el gestor, ha sido clave sobre el universo de renta fija corporativa emergente el escándalo de corrupción en torno a Petrobras, el gigante estatal de la energía. Arévalo hace notar que este escándalo ha tenido una influencia negativa sobre otras compañías brasileñas, al disminuir la confianza empresarial y causar una parálisis en la actividad emisora; nadie se atrevía a iniciar proyectos por desconfianza y temor a verse implicados en otros escándalos de calado. Sin embargo, el experto considera que este clima de desconfianza se ha reducido tras la publicación –después de seis meses- de los estados financieros de Petrobras. De hecho, considera que la claridad y restauración de la confianza tras dicha publicación ha contribuido a reanudar la actividad emisora, aunque calcula que este año será modesta, inferior a los 300 millones de dólares.
También es importante para comprender hacia dónde se dirige Brasil las políticas que está emprendiendo Dilma Rousseff en su segunda legislatura. “Rousseff es consciente de que Brasil puede perder el grado de inversión”, señala el gestor. Éste recuerda el riesgo de una cascada de rebajas de rating en el mundo corporativo brasileño si finalmente las agencias de calificación crediticia optan por recortar la nota soberana, dado que las compañías no deben tener un rating superior al de su país. En este contexto, Arévalo cree que ha sido una decisión positiva para evitar este recorte el cambio del ministro de Hacienda, con el nombramiento en enero de Joaquim Levy, ex consejero delegado de Bradesco Asset Management (BRAM).
Por estas razones, Arévalo admite que él y su equipo no se sienten “emocionados” con la inversión en el país, aunque asegura que, con todo, sí que están encontrando ideas de inversión y por ello sobreponderan ligeramente los títulos del país en cartera. Han centrado sus compras de forma selectiva en bonos de empresas ligadas a la exportación y capaces de generar beneficios en dólares (como la industria cárnica), así como en compañías químicas y de infraestructuras. Adicionalmente, señala que una bajada de rating generalizada podría verse como una oportunidad de inversión: los fondos obligados a invertir sólo en deuda con grado de inversión se verían obligados a vender títulos que hubiesen descendido a high yield que podrían ser comprados para el fondo de high yield emergente de la firma a precios atractivos.
México es para el equipo de Pioneer la otra historia positiva dentro de Latinoamérica. “México nos gusta mucho”, declara concretamente Arévalo. Entre las razones que enumera a favor de la deuda de este país, comienza destacando el efecto de las reformas impulsadas por el presidente Peña Nieto sobre la energía, la educación y las telecomunicaciones, porque “están contribuyendo a mejorar el crecimiento del país”.
Entre otros efectos positivos de dichas reformas, el gestor resalta el incremento de la inversión extranjera en México, así como la ruptura de los monopolios. “En el caso de Pemex, ahora están más dispuestos a compartir las regalías de la exploración de yacimientos de petróleo”, añade. El último factor de apoyo que enumera el experto es la recuperación de la economía estadounidense, a la que está íntimamente ligado el crecimiento mexicano: “Si se ve crecimiento en EE.UU., es positivo para México”, sentencia.
A pesar de este tono positivo, Arévalo tiene una advertencia en este apartado. Tiene que ver con la reciente emisión de un bono mexicano con duración a cien años: “Aunque se dice que esta clase de deuda perpetua es estable, porque presenta una curva muy inclinada, si se produce una alteración en los mercados va a registrar igualmente un efecto negativo”, advierte.