EE.UU da un paso adelante en su lucha contra el cambio climático… pero insuficiente

Globo estados unidos
FIrma: Leo Major (Unsplash).

El 16 de agosto, el presidente de EE.UU., Joe Biden, firmó su proyecto de ley sobre el clima y fiscal. Se trata de la ley sobre reducción de la inflación (Inflation Reduction Act o IRA). Garantiza el apoyo gubernamental a las tecnologías verdes. “Pretende hacer frente a la inflación mediante políticas que reduzcan el coste de la energía, así como el déficit fiscal”, explica Marina Severinovsky, responsable de Sostenibilidad para Norteamérica en Schroders.

Se espera que la Ley recaude 737.000 millones de dólares, 369 de los cuales se dedicarán a programas climáticos y energéticos en los próximos 10 años. Se concederán créditos fiscales para energía solar y eólica y se introducirán otros nuevos para energía nuclear, almacenamiento de energía e hidrógeno. También se contemplan créditos fiscales para la adquisición de vehículos eléctricos, lo que favorecerá las soluciones de energía ecológica.

Energía eólica, solar e hidrógeno verde

En cuanto a la energía eólica, el crédito fiscal se incrementará de 15 USD por MWh a 25 dólares y se aplicará a proyectos iniciados hasta 2026. En proyectos solares, se introducirá un crédito fiscal de 25 dólares por MWh con 10 años de vigencia, algo especialmente reseñable porque constituye un compromiso a largo plazo que es especialmente importante para la construcción de proyectos solares a gran escala. La energía solar también verá incrementado su crédito fiscal por inversión del 25% al 30%. En energía nuclear, se asignarán nuevos créditos fiscales que se activarán cuando los precios de la electricidad desciendan por debajo de un umbral especificado.

El hidrógeno verde, el generado por energía solar o eólica, podrá competir con el hidrógeno gris (generado por gas) en términos de precios gracias al crédito de tres dólares/kg para generación con cero emisiones de carbono. En hidrógeno con producción de carbono, hay una escala de subvenciones gradual basada en el nivel de emisiones.

El almacenamiento de energía recibirá un nuevo crédito fiscal por inversión en almacenamiento individual. Quienes compren vehículos eléctricos nuevos podrán recibir 7.500 dólares en créditos fiscales, lo que constituye un considerable incentivo.

Aumento de las inversiones en clima

Según Velislava Dimitrova y Cornelia Furse, gestoras de Fidelity International, todas estas medidas son una buena noticia para los inversores en clima. “La legislación tendrá un efecto directo en varias de nuestras inversiones, como turbinas eólicas, paneles solares, transmisión de electricidad, baterías y captura y almacenamiento de carbono. El crecimiento de estas tecnologías también generará un círculo virtuoso que hará aumentar la escala y la actividad de I+D, lo que dará lugar a soluciones aún mejores y más competitivas y fomentará la demanda. Dicho todo esto, la legislación adolece de algunos defectos”, afirman.

Para ambas expertas, la atención a las cuestiones climáticas prestada por el proyecto de ley de Biden es significativa pero insuficiente. “A escala mundial, hay que dedicar 4,7 billones de dólares al año en los próximos 28 años para cumplir los objetivos climáticos de 2050. Teniendo en cuenta la actividad económica de EE.UU. según su cuota del PIB global, el país tendría que invertir algo más de un billón de dólares anuales para abordar adecuadamente el cambio climático”. Esto supone que el gasto total en clima (369.000 dólares) de la Ley, calculado en base anual, no es más que una fracción del gasto necesario.

EE.UU. es el mayor productor histórico de emisiones

“Si nos atenemos al principio del Acuerdo de París, según el cual los países más ricos deben contribuir en mayor medida porque sus medios financieros son mayores y son responsables de emisiones históricamente más altas, EE.UU. tiene que hacer más. Desde luego, no todo el gasto en cuestiones climáticas ha de proceder de subvenciones públicas; el sector privado también debe poner de su parte. Sin embargo, la escala del proyecto de ley no va a ser suficiente para que cumplir los objetivos de 2050”, indican.

El gasto de EE.UU. también va a la zaga del de China y la UE. Según Bloomberg NEF, el año pasado China dedicó 297.000 millones de dólares de gasto a la transición energética y los países miembros de la UE emplearon un total de 155.000 millones. El Acuerdo Ecológico estadounidense de dos billones aprobado en 2020 distribuirá un 30% del presupuesto (612.000 millones de dólares) en el periodo 2021-2027 y no incluye inversiones y subvenciones individuales de los estados miembros. “EE.UU. todavía tiene que hacer más, y creemos que hay muchas probabilidades de que lo haga”, concluyen.