La guerra de los depósitos sólo lanza un mensaje de confusión al ahorrador, distorsiona el mercado y pone en una situación difícil al asesor financiero. Es la crítica de Santiago Satrústegui, vicepresidente de la asociación de los profesionales de asesoramiento y planificación financiera EFPA España, a la guerra del pasivo iniciada por los bancos con tres posibles intenciones: la de llevar a cabo una simple labor de márketing, la de presionar al sistema para dar un giro a la situación o, la más polémica, “quedarse con una liquidez escasa para poder, cuando la situación mejore y llegue la hora de asumir riesgos, beneficiarse de la recuperación en lugar de dejar que lo hagan los inversores particulares”.
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