A pesar de que el S&P Biotechnology Select Industry Index encadena su tercer año de mercado bajista, el Janus Henderson Horizon Biotechnology Fund, con Rating FundsPeople por su consistencia, ha generado retornos positivos en euros cada uno de los cinco años anteriores.
Durante gran parte de la última década el sector biotecnológico parecía una apuesta prácticamente infalible en el mercado, apreciable a través de la empinada curva ascendente del S&P Biotechnology Select Industry Index. El rally en el sector se aceleró, además, durante la pandemia gracias a los avances en la tecnología ARN mensajera utilizado en vacunas Covid de éxito.
Pero desde principios de 2021 el sector se encuentra inmerso en un mercado bajista que dura ya tres años consecutivos. No obstante, hay fondos de la categoría que han logrado desligarse de la corrección y encontrar valor en la industria. Es el caso del Janus Henderson Horizon Biotechnology Fund, gestionado por el equipo detrás del más conocido Janus Henderson Global Life Sciences Fund.
Desde su lanzamiento en 2018 ha bebido del rally en el sector, pero lo que es casi más importante: ahora que los vientos soplan en dirección contraria, el fondo sigue logrando generar retornos positivos. En euros, ha cerrado cada año en verde los últimos cinco ejercicios a pesar de las caídas en el índice. Así, se sitúa en el primer percentil de su categoría a tres años y ha logrado el Rating FundsPeople 2023 por la consistencia de sus retornos a largo plazo.
La realidad de invertir en biotecnología
Y es que lo que ha camuflado durante muchos años la tendencia alcista del sector es lo verdaderamente difícil que es invertir en biotecnología. Invertir en compañías con el potencial de cambiar el panorama de la medicina a través de productos novedosos. Así de sencillo define Andy Acker, co gestor, la filosofía del Janus Henderson Horizon Biotechnology Fund. Pero de la teoría a la práctica hay un meticuloso proceso de análisis de la viabilidad de los nuevos proyectos que salen al mercado.
“Invertir en biotecnología es invertir en el sector menos eficiente de todo el mercado”, afirma Acker. Según sus cálculos, cada año la diferencia entre la rentabilidad de los ganadores y los perdedores del sector es de más de 17 veces. Es decir, que si bien hay valores que se disparan un 100% en cuestión de días hay otros tantos que fracasan y pierden el grueso de su cotización. “Es un sector que tiende a desenlaces extremos”, reconoce el gestor.
La regla 90-90
Él y su equipo lo describen como la regla 90-90. Empezando por la fase clínica, apenas uno de cada 10 nuevos medicamentos que se intenta desarrollar tiene éxito. Incluso para aquellas que llegan a la fase tres, la última antes de su aprobación, la tasa de éxito solo sube al 50%. “Si nos fijamos en los promedios de la industria, es esencialmente como lanzar una moneda al aire”, apunta Acker.
Pero es que además está el riesgo comercial, que un nuevo medicamento luego sea realmente un éxito. Según cálculos de Acker, el mercado se equivoca un 90% de las veces con sus estimaciones de éxito comercial en el lanzamiento de nuevos productos. Para el equipo gestor, hay tres factores que influyen en el resultado comercial: médicos, pacientes y pagadores. “Hay un elemento de fidelidad en el sector. Un médico solo cambiará el medicamento que receta si ve de verdad una mejora sustancial en la nueva propuesta”, cuenta el gestor.
Luego está la experiencia del paciente, que también tiene que percibir un valor añadido alto. Y, por último: ¿qué tamaño tiene el mercado potencial de afectados?, ¿es un medicamento asequible?, ¿pueden los pacientes conseguirlo con facilidad?
La importancia de la experiencia
De ahí la importancia del proceso y equipo detrás del fondo. Y es que para construir la cartera del Janus Henderson Horizon Biotechnology Fund los gestores esencialmente están formando su propia previsión sobre la viabilidad de un nuevo medicamento a nivel molecular. Detrás de ese proceso de inversión hay un equipo de nueve profesionales, cuatro especializados en el sector biotecnológico, tres con doctorados y un médico de profesión. Además, con más de 100 años de experiencia combinada del equipo les ha permitido desarrollar un modelo estadístico propietario que aplican a nuevos medicamentos. “No pretendemos ser perfectos, pero al menos intentar subir las probabilidades de éxito al 70%, que puede tener un impacto significativo en los resultados a largo plazo”, reconoce.
Precisamente porque invierte en empresas con resultados tan binarios el fondo también cuenta con una capa de gestión del riesgo. Ninguna posición que se enfrente a riesgos a la baja sustanciales pesa más del 2% de la cartera para evitar grandes sesgos a eventos negativos. Asimismo, el fondo no solo invierte en compañías con productos en fase de desarrollo, sino que mantiene una cartera equilibrada con empresas biofarmacéuticas en una fase más madura. “En realidad, si mirásemos las primeras posiciones del fondo predominan esos nombres más conocidos, compañías con una generación de beneficios estable o más resilientes que equilibran los otros nombres más pequeños y menos líquidos”, explica Acker.