Profesionales de entidades especializadas en clientes de altos patrimonios analizan las diferencias que hay entre la crisis financiera y la sanitaria.
Poco tiempo después de haber superado la crisis financiera de 2008 estalla en todo el mundo una nueva crisis, esta vez sanitaria. Las bancas privadas españolas coiciden en que el origen de una y otra no tiene nada que ver, pero las dos impactan directamente en la economía.
En esta nuevo capítulo de la serie iniciada por FundsPeople sobre el día a día de un banquero privado, después de saber si es posible captar clientes desde casa y conocer qué iniciativas llevan a cabo para mantener la confianza del clientes, se pide a este grupo de profesionales hacer una comparativa entre la crisis de 2008 y el impacto del coronavirus en su actividad.
Marta Rodríguez
Como crisis, en sí misma hay muchas diferencias entre una y otra que todos ya sabemos. Ahora estamos pasando por una primera fase, en la que toda la atención está puesta en la solución del frente sanitario y en qué medidas están tomando los gobiernos y los bancos centrales para tratar de reducir el fuerte impacto de la crisis económica que ya tenemos encima. En una segunda fase, la crisis sanitaria estará más controlada, pero la económica será dura y compleja. Mucho de lo que se está haciendo y tratando de anticipar en el área económica es gracias a las lecciones que aprendimos después del 2008. En Europa, además, hemos pasado por la crisis del euro del 2012 que, si bien puso de manifiesto muchos problemas de la Unión Europea que años después no se terminan de resolver, sí puso de manifiesto las garantías que ofrece pertenecer a la UE.
Desde el punto de vista del inversor, sobre todo para aquellos que ya pasaron por las crisis anteriores, hay también un mejor entendimiento del comportamiento de los mercados en momentos como los actuales y un mejor conocimiento de sí mismos como inversores, lo que evita tomar malas decisiones.
Como compañía, sin duda, estamos mucho mejor que en el 2008. En aquel momento éramos 40 personas, los activos bajo gestión rondaban los 1.000 millones de euros y nuestra historia como compañía era todavía corta. En aquel momento, el ser firmes en nuestra estrategia empresarial y en nuestras convicciones, y el ser valientes con los clientes en nuestras recomendaciones fueron claves para superar la crisis y emprender el periodo de crecimiento que hemos tenido en los últimos 10 años. Hoy seguimos teniendo las mismas convicciones, pero con 20 años de historia, un modelo de negocio muy contrastado y un socio como MAPFRE.
Pedro Adán
La crisis del año 2008 fue una crisis financiera. Lo que estaba en juego era la viabilidad del sistema. La que desgraciadamente estamos viviendo, es una crisis sanitaria y de rebote económica. No se cuestiona la viabilidad del sistema financiero. Lo que preocupa a los clientes y a la sociedad en general es la salud y los efectos que tendrá sobre la economía a nivel mundial. Efectos que a día de hoy es muy difícil cuantificar.
Juan Fontán, Diego García y Jorge Rodríguez
Es una situación diferente. El año 2008 fue una crisis sistémica, que afectaba más en fase inicial a la liquidez y riesgo de empresas. Existían más activos tóxicos en el sistema, más apalancamiento en general. Existía un miedo muy fuerte al riesgo – país. En este caso el inicio es una crisis sanitaria, con carácter global, que está afectando a todas las economías, y exigirá una respuesta global. Los mecanismos de ayuda que surgieron de la crisis del 2008, sirven de base para normalizar esta crisis, que también tiene efecto en la economía y nos falta ver el impacto real y definitivo.
Lucía Garvia
A diferencia de otros momentos de volatilidad extrema vividos en los mercados bursátiles, los clientes son conscientes de que nadie podía prever una crisis económica tan profunda y repentina como la provocada por el COVID-19 a nivel mundial. Esta comprensión o relativa calma por parte del cliente, está fundamentada en que el deterioro abrupto y veloz de los indicadores económicos son consecuencia de la inactividad provocada por las medidas de confinamiento, y no por un cambio estructural en la economía global. El poder comparar la evolución de las cifras de contagiados en Europa a través del patrón transcurrido en China, refuerza las esperanzas de que, si la economía mundial no permanece cerrada demasiado
tiempo, podría evitarse el tan temido cambio de ciclo económico y, junto con las medidas fiscales aplicadas por los gobiernos y bancos centrales, podríamos tener una fase de recuperación más temprana y vibrante que la que tuvimos en la crisis financiera del 2008.
José Luis García Carralón
Al contrario que en 2008, en esta ocasión el sistema financiero puede ser parte de la solución. Podemos ser una herramienta formidable para canalizar los planes de estímulo y apoyo a la economía que se pongan en marcha. Los grandes bancos europeos estamos en una posición mucho más sólida y saneada que en 2008 y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que la recuperación sea lo más rápida posible. Esta tragedia nos ha puesto a prueba una vez más, pero con trabajo y dedicación a nuestros clientes lo vamos a superar.
Triple A Capital
Marta Fernández
El origen de la crisis en 2008 fue financiero, y ahora se trata de una crisis sanitaria. Aunque los datos macro ahora son más débiles que entonces, la crisis del 2008 provocó una crisis de la demanda, nadie consumía y eso freno las economías en seco y de larga duración . En cambio, la crisis del Covid-19 está provocando que no haya oferta aunque si demanada, por tanto cuando podamos salir de este confinamiento y la maquinaria de la economía y empresas empiece a funcionar, empezaremos a consumir y por tanto la crisis será mas corta que en 2008.
María Echevarría Aburto
Creo que la principal diferencia con la crisis de 2008 ha sido el origen sanitario de la misma, que ha requerido una respuesta política, donde los gobiernos se han tenido que implicar al máximo, dando prioridad a la salud frente a la economía. Sobre la parte económica, esta crisis ha destruido la demanda, lo que ha provocado una alteración de la oferta, además se trata de una crisis rapidísima, de dimensión global, que ha provocado caídas bursátiles más rápidas y violentas que se recuerdan. Esa rapidez, cuyo impacto se verá en dos trimestres en los que llegaremos a una profunda recesión, es otra de las diferencias frente a la de 2008, que se gestó y desarrolló a lo largo de casi cinco años.
En este caso, la paralización económica ha afectado prácticamente a todos los sectores productivos, algo que solo encuentra precedentes en periodos de guerra. En el lado positivo, es cierto que la situación financiera de empresas, bancos y particulares es mejor que en 2008, con balances más saneados y menos endeudados.
Diego Cifrian
Sinceramente creo que hay poco parecido entre ambas.
El hecho de que la actual crisis, sea sanitaria y estemos confinados, implica una mentalidad y un cambio en la forma de relacionarse, distinta para todos: clientes y banqueros.
El contenido del asesoramiento también es diferente. En la crisis de 2008, la preocupación del cliente venía más por el tipo de activo o país en el que estaba invertido. Y esto sin olvidar que antes de esa crisis no se tenía la cultura financiera de ahora y preguntaban también la implicación para sus ahorros en caso de quiebra de su banco. Querían máxima seguridad en todos los ámbitos – entidad, país y activo – de ahí que también nos pedían asesoramiento para invertir fuera de España.
En la actual crisis, al margen de la preocupación principal que es la salud, nuestro trabajo vuelve a ser básicamente el mismo en momentos de turbulencias de mercado: asesorar al cliente para evitar tomar decisiones precipitadas fruto de la volatilidad y las noticias del corto plazo, tenerle puntualmente informado sobre lo que hay dentro de las carteras y porqué lo hemos construido de esa forma y por último, seguir invirtiendo nuestro tiempo en construir carteras lo más eficiente posibles para compensar riesgos en situaciones de estrés como la actual.
José María Ulloa
En 2008 se sabía que era una crisis financiera, se podía conocer el alcance y tomar medidas para paliarla. Ahora, la incertidumbre sobre la duración, el efecto real y como se producirá la vuelta a la normalidad, hace que sea un escenario totalmente diferente.