El ensayo Juncker

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Arca

En múltiples ocasiones hemos mencionado en esta columna que estamos viviendo uno de los ensayos macroeconómicos más grandes de los últimos 100 años. El mismo consiste no sólo en inyectar enormes cantidades de dinero con el objeto de bajar las tasas de interés y así reactivar las altamente endeudadas economías del primer mundo; también incluye cambios en las políticas comunicacionales de la FED con el propósito de aminorar la volatilidad de los mercados financieros y por último, específicamente en la Eurozona, el tratar de incidir directamente en la promoción de iniciativas que reactiven la economía.

El plan Juncker, bautizado en honor a su principal promotor, el Presidente de la Comisión Europea, consiste en crear una especie de banco de inversión, con un nivel de apalancamiento de 15 a 1, con el objeto de financiar proyectos que apunten a mejorar la infraestructura de la región tanto física como de acceso a internet.

Los fondos iniciales, que son del orden de 21 millardos de euros, serán aportados por los presupuestos comunitarios de los países miembros de la Eurozona (16 millardos) y por el Banco Europeo de Inversiones (5 millardos). Para hacer más atractivo el tema para los gobiernos nacionales, la asignación de recursos a dicho fondo no contabilizará para el cálculo del déficit público permisible bajo los estándares exigidos por el gobierno central de la Eurozona, conocido popularmente como “Bruselas”.

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