Thomas Giquel, gestor de crédito zona euro en Amundi
La crisis griega no sólo ha afectado a la credibilidad de la deuda soberana. Los diferenciales de crédito de las compañías del sur de Europa también se han disparado, castigando indiscriminadamente a todo tipo de compañías. “El mercado está sobrerreaccionando con los campeones españoles”, afirma Thomas Giquel, gestor de crédito zona euro en Amundi. Con todo, el gestor prefiere mostrarse neutral con el crédito de los países periféricos, a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Su postura respecto al conjunto del mercado de crédito en la zona euro es de “optimismo prudente”. En su opinión, el mercado descuenta una recesión, pero hay pocas señales de que los problemas financieros reflejen un crecimiento económico global más débil. “Los balances de las empresas están más saneados que los de los estados”, afirma.
Según Giquel, las compañías se encuentran en niveles similares a los de 2002-2003, aunque dependen menos del endeudamiento que entonces. “Hace dos años el endeudamiento de las empresas era lo más importante. Ahora las compañías tienen mejores balances, más saneados”, comenta. Por tanto, Giquel no prevé un aumento de los impagos.
Por otro lado, aunque los diferenciales en el crédito son más moderados que en 2009 –actualmente rondan el 2% en la zona euro- permiten doblar el rendimiento de la deuda pública. Sin embargo, el experto advierte de que la crisis soberana podría seguir afectando negativamente al mercado de crédito durante algún tiempo, por lo que la volatilidad podría aumentar. Esto supondrá oportunidades de entrada en el mercado.
La principal apuesta del gestor para este año son las grandes compañías internacionales que cuentan además con ingresos diversificados. “Los mercados de crédito no están descontando los buenos fundamentales que presentan estas compañías”, explica.
En cambio, no tiene grandes ponderaciones ni por países ni por sectores. “No queremos tener demasiada beta en la cartera”, comenta el gestor de Amundi.
La única excepción es el sector financiero, en el que tiene una ligera sobreponderación. “Los bancos continúan desapalancándose. Tienen que sacar al mercado su riesgo de crédito para no tenerlo en balance, lo que supondrá un incremento de las emisiones de entidades no financieras”, explica. Además, considera que sus balances son ahora fuertes y que la regulación que traerá Basilea III protegerá a los inversores en bonos. Con todo, prefiere diversificar el riesgo apostando por bancos americanos con emisiones en euros.
Giquel se siente cómodo en el segmento de la deuda senior. En cuanto a la deuda subordinada, afirma que es muy volátil, ya que depende del riesgo sistémico y también de las características de crédito del banco. “En este segmento hay muchas oportunidades, pero quizá sea demasiado arriesgado para entrar de nuevo ahora”, dice.