Quedan menos de seis meses para que los estadounidenses sean llamados a las urnas para elegir a su presidente. Si bien una serie de sondeos recientes muestra que Joe Biden supera en intención de voto a Donald Trump, las encuestas nacionales en una fase tan temprana del ciclo electoral rara vez son fiables. Con poca claridad sobre la trayectoria del virus, y la medida en que los votantes pueden responsabilizar al actual presidente por las consecuencias económicas, es demasiado pronto para sacar conclusiones reales, excepto que, como en 2016, lo más probable es que sean otras elecciones que arrojen resultados muy ajustados.
Aunque las encuestas nacionales atraen una atención considerable, la presidencia estará determinada, una vez más, por un puñado de estados cambiantes. “Los más importantes en este ciclo electoral son Arizona, Florida, Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Es notable que dos de estos estados, Michigan y Pensilvania, hayan soportado desproporcionadamente la carga económica de las consecuencias de la pandemia, viendo que casi uno de cada cuatro individuos de su fuerza laboral se ha declarado en paro. Sin embargo, el nivel de popularidad de Trump en estos cinco estados se han mantenido por ahora, si bien merece la pena monitorear su popularidad y las métricas económicas en estos estados”, indican desde PIMCO.
No obstante, es fundamental no perder de vista otro factor. Tal y como explican Libby Cantrill, directora de políticas públicas de la gestora, y Tiffany Wilding, economista para Estados Unidos en la entidad, dada la importancia de un Congreso cooperativo para avanzar en la agenda económica de un presidente, la composición de la Cámara Baja podría ser tan importante para los mercados financieros como la de quien se sienta en la Casa Blanca en 2021. “En este punto, es probable que la Cámara de Representantes permanezca bajo el control de los demócratas dada la gran mayoría que tiene este partido de cara a las elecciones junto con las tendencias recientes: los demócratas han ganado los escaños en la Cámara en cinco de las seis elecciones generales anteriores”, afirman.
El Senado, por otro lado, podría estar en juego. “Los republicanos controlan actualmente el Senado 53-47 y defienden 23 de los 35 escaños de la Cámara Alta para la reelección. De esos 23, tres asientos parecen muy vulnerables (Arizona, Colorado y Maine), mientras que otros son muy reñidos. Al mismo tiempo, solo un escaño parece muy vulnerable para los demócratas (Alabama) y uno está en franca competición (Michigan)”, revelan.
Dada la superposición de las disputadas elecciones al Senado y los estados oscilantes para las elecciones presidenciales, las expertas consideran que parece que el control del Senado podría ir en la misma dirección que la Casa Blanca. “Cualquiera que sea el partido que finalmente gane el control del Senado, esperamos que solo sea por uno o dos escaños, o incluso podemos ver una división de 50-50 (y en ese caso, el vicepresidente, y por lo tanto la Casa Blanca, emite el voto decisivo del Senado)”, concluyen.
