El director de Inversiones de BBVA España Banca Privada repasa en una entrevista los principales objetivos de su mandato al frente de CFA Society Spain como nuevo presidente.
Enrique Marazuela, director de Inversiones de BBVA España Banca Privada y CFA, fue nombrado el octubre pasado presidente de CFA Society Spain, en sustitución de Javier Borrachero, para un mandato que durará cuatro años. Aprovecha su recién estrenada presidencia para detallar a Funds People algunos de los principales objetivos que marcarán este mandato.
¿Cuáles son los principales retos que afronta CFA Institute en España?
El principal objetivo de CFA Society Spain es la continuidad en el desarrollo de su misión: liderar la profesión de la inversión globalmente promoviendo los niveles más elevados de ética, educación y excelencia profesional con el fin de beneficiar al conjunto de la sociedad. Nuestra contribución al bienestar de la sociedad se materializa haciendo que los mercados financieros sean eficientes y las instituciones de inversión efectivas. De un modo práctico, estamos implementando esta visión a través de un conjunto de actuaciones que dentro de CFA Institute denominamos Future of Finance, y que se sustenta en seis prioridades esenciales: situar los intereses del inversor en primer lugar; salvaguarda del sistema; conocimiento financiero; regulación; seguridad en la jubilación y necesidad de transparencia e imparcialidad.
¿Cuáles serán las líneas generales a seguir en su mandato?
En el plazo más inmediato, consideramos prioritario centrarnos en la entrada en vigor de MiFID II y las exigencias de formación requerida a los profesionales de la industria. Las autoridades disponen ya de varias alternativas y nosotros vamos a tratar de mantener un diálogo fluido y constructivo con la administración para que la decisión final sea la de aprobar una serie de titulaciones que cumplan con los requisitos exigibles. Nos encontramos en un momento clave para que la CNMV se manifieste en este sentido. A día de hoy, la CNMV no se ha pronunciado respecto a si la formación de los profesionales de la inversión va a estar dentro del ámbito de la inspección de entidades o si, por el contrario, va a optar por reconocer que una serie de titulaciones sí cumplen con esta regulación. En CFA Society Spain y CFA Institute somos partidarios de esta segunda vía, ya que ofrece importantes ventajas. Nuestra propuesta a la CNMV es que la certificación CFA Institute Investment Foundations Certificate sea la titulación adecuada para los profesionales que facilitan información sobre productos o servicios de inversión. Igualmente, el acreditar haber superado el Level I del CFA Program queremos que sea titulación habilitante también para prestar asesoramiento financiero. A medio plazo, esperamos a lo largo de nuestro mandato consolidar el importante crecimiento que está experimentando la acreditación CFA en estos años en España. Queremos contribuir a su difusión de forma que su reconocimiento y prestigio sea similar al de países con mercados financieros líderes. Para lograrlo, vamos a estar trabajando en diferentes ámbitos de actuación. En el ámbito institucional, con los principales empleadores, universidades y escuelas de negocio y medios de comunicación, siendo un importante hito el 20 aniversario de la constitución de CFA Society Spain en 2017, que coincide con el 75 aniversario de la fundación del CFA Institute.
Con MiFID II se obligará a tener formación cualificada a los profesionales que asesoren y vendan productos de inversión, fondos incluidos. ¿Dónde cree que hará más falta por parte de las entidades dedicar esfuerzo entre estos dos colectivos?
En nuestra opinión las entidades financieras deberían buscar programas de formación basados en dos ejes clave. Por una parte, que aporten una visión generalista de los diferentes activos financieros, así como de sus métodos de valoración para poder entender sus limitaciones y, por otra, hacer un énfasis mucho mayor en la educación ética, que priorice el interés del inversor.
¿Cómo se puede mejorar la formación financiera de los clientes españoles desde la industria y las instituciones?
Lograr una mejor formación e información financiera de los clientes españoles es una responsabilidad conjunta tanto de los profesionales de la inversión y de las instituciones, así como de los medios de comunicación. La industria y las instituciones debemos transmitir a los clientes qué es posible y qué no es posible, que todo en la vida pero especialmente en finanzas tiene un coste, nada es gratis, y que hay que valorar el binomio rentabilidad y riesgo, dado que hay casos en los que se asume un riesgo que no está suficientemente compensado por la expectativa de rentabilidad.
¿Qué modelo de formación profesional europeo en materia de inversiones podría ser un referente para España?
Creemos que no hay un modelo europeo, sino mundial. Si los flujos de capitales no conocen fronteras, las instituciones que protegen a los consumidores deben actuar bajo principios globales.
¿Qué nuevas tendencias de inversión se están detectando en España que puedan ganar terreno entre los clientes: retorno absoluto, activos alternativos, ISR…?
Un aspecto que nos preocupa es que el cliente español no se está beneficiando de todas las ventajas que le ofrecen los mercados financieros. En general, los clientes tienen carteras muy concentradas, no sólo porque se centran en dos o tres clases de activos, sino también porque dentro de esos activos tienen posiciones muy poco diversificadas. La ciencia financiera nos dice que todo activo financiero tiene dos riesgos: el sistemático o de mercado y el singular del activo, también llamado diversificable. Pues bien, sólo se recibe la retribución por el riesgo sistemático, pero no por el diversificable. Por el solo hecho de diversificar, los inversores lograrían rentabilidades similares, pero con riesgos mucho más bajos. Por otra parte, los clientes muestran una aversión a la volatilidad superior a la que sería lógica habida cuenta de sus horizontes de inversión. Convencerles de que su riesgo es mucho más la inflación en el largo plazo que la volatilidad es otro de los retos. Y desde el punto de vista no tanto de construcción de cartera, sino de los instrumentos con los que se construye, pensamos que los inversores deberían diversificar mucho sus posiciones en renta fija, no sólo en soberanos, sino también en crédito, tanto en grado de inversión como en alto rendimiento, y en bonos emergentes. En temas inmobiliarios, la inversión diversificada en esta clase de activo todavía no está muy generalizada en España, pero sí lo va a estar en un futuro. Finalmente, una de las tendencias que se van a imponer en los próximos años son los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Los inversores penalizarán a las compañías que no cumplan con los requisitos ASG porque sus negocios se percibirán como sujetos a mayores riesgos y sus rentabilidades actuales como no recurrentes.