Así, Rieder afirma que, aunque la volatilidad actual pueda recordar a lo sucedido en 2008, "los paralelismos no siempre son lo que parecen y, de hecho, el recuerdo de lo vivido entonces está contribuyendo a aumentar el temor actual de los mercados". En su opinión, los mercados tendrán que continuar lidiando con riesgos considerables por algún tiempo, tales como la crisis de deuda europea, los pobres datos económicos en Estados Unidos y la falta de políticas de estímulo alternativas pero está convencido de que una de las primordiales diferencias entre el mercado actual y el mercado de 2008 es que los efectos extraordinarios que estamos sufriendo actualmente no han sido del todo inesperados, como sí ocurrió hace tres años. Rieder subraya que, desde el punto de vista optimista, dos de los cuatro principales temores que han acechado los mercados recientemente han sido ya superados: el temor a que la economía China sufriera un aterrizaje brusco -un problema muy comentado hace unos meses y que no parece que vaya a darse- y los problemas sobre el aumento del techo de deuda americana, que pueden dejarse a un lado, al menos de momento.
¿Estamos ante otro 2008?

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