Estos son los escenarios con los que están trabajando las gestoras a 24 horas de las elecciones en EE.UU.

Hillary Clinton y Donald Trump
Donkey Hotey, Flickr, Creative Commons

Pocas campañas electorales han despertado tanta polémica y división como la vivida este año en EE.UU., hasta el punto de que muchos consideran ya a Hillary Clinton y Donald Trump como los candidatos a la Casa Blanca más impopulares de la historia: una encuesta del New York Times y CBS publicada el jueves de la semana pasada reveló que ocho de cada diez votantes se han sentido "asqueados" con la campaña electoral. A escasas 24 horas de que se conozca quién ejercerá finalmente el mandato en la próxima legislatura, las gestoras internacionales examinan las implicaciones de última hora para la economía estadounidense.

Desde Amundi están trabajando con tres escenarios principales a los que han asignado distintos grados de probabilidad. El primero de ellos, con una probabilidad del 80%, es que Hillary Clinton sea elegida la primera Presidenta de EE.UU. “Mientras que la Cámara de Representantes permanecería bajo control republicano, el Senado, donde se renovará un tercio de los escaños, podría volver a los demócratas (con predicciones a su favor en torno al 60%)”.

En el segundo escenario, Donald Trump sería elegido, pero obligado a modificar sus propuestas electorales. En este caso, se asigna una probabilidad del 19%, frente al tercer escenario, con un 1% de posibilidades, que prevé una victoria del magnate y que además tenga margen de maniobra para poner en práctica las políticas anunciadas durante su campaña. “Cualquiera que sea la mayoría en las dos Cámaras, los mercados responderán más favorablemente a una victoria de Clinton. La elección de Donald Trump daría lugar a un shock de incertidumbre”, resumen los expertos.

En todo caso, para los analistas de Amundi la clave de los comicios no va a ser un nombre y un apellido concreto, sino la configuración resultante del nuevo Congreso, actualmente controlado por los republicanos. También están trabajando con las configuraciones que consideran más probables. En el caso de que Clinton sea elegida y/o el Senado esté controlado por los demócratas, “cabe esperar que las medidas presupuestarias prolonguen el ciclo y eviten una nueva compresión del crecimiento en el año 2018 (el crecimiento podría volver a acelerarse hasta el 2,0% -2,2% ese año)”.

En cambio, si todo el Congreso es hostil, entonces podría esperarse que la política fiscal se paralizase en el corto plazo. “No obstante, los representantes pueden ser pragmáticos cuando la situación lo requiere. Si la recesión es una amenaza, podría resultar un plan de estímulo fiscal compuesto por recortes de impuestos para las clases media-alta y gasto en infraestructuras”, puntualizan los expertos.

En caso de victoria de Trump, consideran que “la política fiscal probablemente arrastraría hacia abajo el crecimiento, ya que el drástico recorte de gastos necesario para financiar su plan tendría un impacto recesivo inmediato que no se vería compensado (a corto plazo) por los recortes de impuestos”.

“En el caso de una victoria de Clinton, la mayoría de los inversores espera ver un Congreso dividido, en el que los demócratas controlarán el Senado y los republicanos la Cámara de representantes”, comentan por su parte los expertos de Edmond de Rothschild AM. En la gestora dan más posibilidades a este escenario que al de un control demócrata en ambas cámaras. En cambio, el próximo presidente “podría no tener una completa vía libre, sobre todo en las cuestiones relativas con el gasto fiscal, sanitario y presupuestario”, mientras que el cambio de mandato “tendría un impacto muy limitado, dado que no supondría ningún cambio fundamental en la política en comparación con la administración Obama”.

En la gestora ven este resultado como favorable al mercado, “dado que sería positivo para los compromisos” y creen que provocaría en el corto plazo un aumento de la rentabilidad de los bonos del tesoro y una apreciación del dólar.  A medio plazo, creen que un aumento en el gasto gubernamental podría apuntalar el crecimiento americano y la inflación.

En un escenario alternativo, en Edmond de Rothschild AM indican que “la elección de Trump  facilitaría la puesta en marcha de sus propuestas si el Congreso permaneciese bajo control republicano”, un escenario que “podría disparar la volatilidad en el mercado dado que el programa económico de Trump está impregnado de proteccionismo”. Adicionalmente, piensan que en el corto plazo podría provocar una caída significativa de los rendimientos de bonos soberanos, mientras que se verían comprometidas las perspectivas para los mercados emergentes y para los ingresos. 

Las elecciones también pueden condicionar el futuro inmediato de las políticas monetarias de la Fed. Phil Milburn, gestor de Kames Capital, cree que la victoria de Clinton incrementaría la probabilidad de una nueva subida de tipos por parte de la Fed, puesto que sus políticas gubernamentales crearían un entorno más estable que respaldaría al mercado: “Es probable que Clinton incremente marginalmente el gasto, pero básicamente mantendrá el statu quo, mientras que una victoria de Trump generaría tanta incertidumbre con respecto a todas las políticas que la Fed probablemente esperaría a que se aclarase la situación”, concluye.