Durante la II edición del Meeting Point de Barcelona se debatió el impacto de las Wealth Tech en el negocio de la banca privada con la vista puesta en el cliente final.
Todo el negocio de la banca privada debe hacer frente a cambios e innovaciones como no se habían visto en una generación. Los nuevos modelos y las nuevas formas de atraer a los clientes, combinados con un marco normativo en rápida evolución, no sólo plantean retos técnicos y comerciales, sino también oportunidades de crecimiento para el sector de banca privada. En este contexto, durante la segunda edición del Meeting Point de Barcelona se debatió junto a Gema Montoya e Ignacio Abad, Head of Iberia & Latam y Value Propositión Manager de FNZ, respectivamente, sobre el impacto de las Wealth Tech en el negocio de la banca privada.
Gema Montoya comenzó dibujando el panorama de mega tendencias en el que estamos viviendo, donde la democratización de la inversión y la transferencia de riqueza intergeneracional juegan un papel muy importante. En este segundo punto subrayó la envergadura de lo que supone. “Más del 70% de los clientes finales tienen más de 50 años. Más de un 30% de la riqueza actual mundial cambiará de manos en los próximos años a unas nuevas generaciones cada vez más digitales”. Los inversores de la próxima generación quieren una mayor personalización y más productos y servicios de asesoramiento de su proveedor de patrimonio.
La tecnología es parte del camino
Así, el camino se traza de la mano de la tecnología. "todos tenemos que formar parte de este ecosistema con el objetivo de dar servicio al cliente final”, remata. Es aquí donde FNZ juega un papel fundamental. “La tecnología que ofrecemos proporciona un ahorro a nivel de tiempo de casi seis horas en el día a día de un banquero”, remarca.
¿De qué manera? Lo explica Ignacio Abad. “Nuestra plataforma tecnológica crea un vector a través del cual vamos a ser capaces de sacar provecho de las tendencias adicionales”. Para aterrizar cómo FNZ está aprovechando estas tendencias es, por ejemplo, para desplegar con éxito la inteligencia artificial (IA). Para ello se requiere tener los datos, una base de instalación y procesos que pueden ser mejorados por la capacidad de automatizar y desplegar IA.
Según Abad “esto es aplicable tanto para el front-end en términos de lo que los clientes experimentan en cuanto a eficiencia y también que inversiones alternativas y otras inversiones privadas o no estándar crezcan en popularidad”. Ofrecen la capacidad de ayudar a distribuirlas y mejorar el rendimiento para los inversores finales.
Con el objetivo de ofrecer al cliente un servicio integral, personalizado y de calidad, Gema Montoya hace hincapié en que “la interacción con el cliente y la planificación financiera personalizada no se puede dar si el asesor no puede saber qué tiene el cliente”. Alude a la integración de cuentas y el concepto de open finance. En este respecto, “la regulación de la unión europea, FIDA, va a suponer un empuje”, subraya. Un caso de éxito que expone Abad “podría ser una plataforma que utiliza Open Finance para integrar datos de múltiples cuentas bancarias y de inversión, proporcionando a los clientes una visión unificada de su patrimonio y permitiendo a los asesores identificar oportunidades de inversión más rápidamente”, finaliza.