Si bien es cierto que la inversión bajo los criterios ESG se ha constituido como piedra angular en la filosofía de inversión de muchas gestoras e inversores, el término economía circular aún no tiene el mismo calado. Vivimos en una sociedad en la que los productos que poseemos no están diseñados para durar. El ritmo de vida y crecimiento, unido a la rápida urbanización, entre otros factores, están aumentando los residuos que producimos.
Según el último informe de WWF, desde 1970 la actividad humana ha provocado la extinción del 68% de las especies de mamíferos, pájaros, peces y reptiles. Y si lo monetizamos y lo vemos a futuro la cosa parece que no mejora. La falta de acción para preservar la biodiversidad y restaurar los ecosistemas amenaza el crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial.
Según los cálculos realizados por DWS, si las cosas siguen como hasta ahora (business as usual), el PIB mundial podría dejar de crecer un 0,67% al año en 2050, lo que equivale a una pérdida de 10 billones de dólares. Sin embargo, en un escenario de conservación mundial, el crecimiento del PIB podría acelerarse un 0,02% en 2050, que supondría un beneficio de 11.000 millones de dólares.
Teniendo en cuenta estas cifras, la economía circular cobra más importancia aún si cabe. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de economía circular?
¿Qué es economía circular?
El término economía circular se relaciona con el concepto del círculo de la vida y la energía, que asume que nada viene de la nada y que nada se desperdicia jamás. El círculo simboliza la sostenibilidad final de la existencia, algo que bien puede dar respuesta al hasta ahora casi incontrolable consumo humano, que ha causado el cambio climático, el clima extremo, la contaminación y las pandemias.
No obstante, el cambio a una economía más circular requiere un cambio en la forma en que el mundo hace negocios.
¿Cómo pueden los inversores beneficiarse?
Candriam tiene la convicción de que los inversores pueden obtener rendimientos a largo plazo que superan a los de los mercados de valores en su conjunto al invertir en acciones circulares. Avalado por la empírica, la Escuela de Negocios de Harvard sostiene que las empresas con buenos resultados en materia de ESG "superan significativamente a las empresas con malos resultados en estas cuestiones, lo que sugiere que las inversiones en cuestiones de sostenibilidad mejoran el valor para los accionistas”.
Candriam en el paper ‘Circular Economy: Paradise Restored?’ va más allá y sostiene la idea de que “la circularidad se convertirá en el nuevo paradigma, y que las empresas circulares se convertirán en las mayores ganadoras del mercado de valores en el futuro”. La gestora hace un paralelismo con el crecimiento que ha experimentado en las últimas décadas las FAANGS y analiza que las compañías que establezcan su liderazgo basado en la magatendencia de la economía circular serán las nuevas FAANGS de la era venidera.
Basa su teoría en que “su viaje a la cima se verá facilitado por el intenso deseo de los políticos de ver el ascenso de la economía circular, y los próximos cambios en el comportamiento de los consumidores y las empresas”. En este sentido, el apoyo por parte de las instituciones europeas parece claro. Sin ir más lejos, a comienzos de este año, la Unión Europea anuncio la movilización en inversiones de al menos 1 billón de euros en los próximos diez años dentro del marco del Pacto Verde Europeo con el objetivo de que Europa sea el primer continente neutro en carbono para 2050.