Guía básica para entender qué es un bono verde

greenplanet
Foto: Equipe + Inspiração = Portifólio, Flickr, Creative Commons

El mercado de bonos verdes es uno de los segmentos más dinámicos y de mayor crecimiento del universo de la renta fija. En los últimos cinco años, estos títulos han experimentado una transformación fundamental, pasando de ser un nicho minoritario de la inversión de impacto a una oportunidad potencial para todo inversor en deuda. Son muchos los que creen que los bonos verdes serán una herramienta de financiación cada vez más importante para impulsar la transición energética y construir una economía sostenible.

“A medida que este universo crece y se diversifica, los bonos verdes se convertirán en un componente clave de las asignaciones en renta fija, brindando a los inversores la oportunidad de ejercer un impacto medioambiental positivo y obtener rentabilidades potenciales similares a las de los bonos tradicionales”, explica Lucía Catalán. La directora general de Goldman Sachs AM para Iberia y Latinoamérica ha elaborado una guía básica para que los inversores entiendan qué es un bono verde, quién decide si lo es o no, a dónde va a parar el dinero y expuesto algunos ejemplos de emisiones de bonos verdes.

¿Qué es un bono verde?

Los bonos verdes son instrumentos de deuda empleados para financiar proyectos que aportan ventajas medioambientales. Sus emisores pueden ser empresas, gobiernos o agencias que se comprometen a destinar el capital captado exclusivamente a la financiación de proyectos, activos o actividades de temática climática o medioambiental. “Este compromiso es lo que los diferencian de los bonos tradicionales, ya que las características financieras de ambos (como estructura, riesgo y rentabilidad) son similares. La calidad crediticia de los bonos verdes abarca desde el grado de inversión al high yield, aunque la mayoría de ellos son investment grade”.

Tal y como indica, el perfil de crédito de un bono verde es el mismo que el de un bono convencional del mismo emisor, y tampoco existen diferencias significativas de precio entre ellos. “Los tenedores de bonos verdes tienen los mismos derechos respecto al emisor: básicamente, se trata de bonos estándar con un elemento verde adicional. Se emiten a corto o a largo plazo, y ofrecen varios tipos de cupones y de renta”.

¿Quién decide si un bono es verde?

Catalán explica que los emisores de bonos verdes asignan esta etiqueta a sus títulos en base a las directrices de organismos reguladores, bolsas de valores y asociaciones de mercado. Varias organizaciones han desarrollado estándares y sellos de sostenibilidad para proporcionar transparencia adicional sobre la calidad y desempeño medioambientales de un producto, proceso o servicio.

Según la Asociación Internacional del Mercado de Capitales (ICMA), el uso de estos sellos como referencia para evaluar lo verde que es una inversión es una práctica habitual en el mercado de bonos verdes desde hace años. “Los emisores suelen incluir estos estándares en sus marcos operativos para definir el uso medioambiental del capital captado. Uno de los más utilizados (Principios de los Bonos Verdes) fue publicado por ICMA en 2014”, afirma.

Una preocupación en el mercado de bonos verdes es el ecopostureo o lavado de imagen verde (greenwashing), el riesgo de que el emisor exagere o no cumpla sus ambiciones medioambientales. Para la directora general de Goldman Sachs AM para Iberia y Latinoamérica, los inversores deberían prestar especial atención a la documentación del bono, a su impacto verde (incluido su alineamiento con los estándares de bonos verdes) y a la estrategia de sostenibilidad del emisor.

¿A dónde va a parar el dinero?

El objetivo de los proyectos financiados mediante bonos verdes es aportar ventajas medioambientales claras que puedan ser evaluadas y, de ser viable, cuantificadas por el emisor. Los Principios de los Bonos Verdes contienen categorías amplias de proyectos, pero todos ellos contribuyen a objetivos medioambientales como la mitigación y la adaptación al cambio climático, la conservación de los recursos naturales y de la biodiversidad, y la prevención y el control de la contaminación.

“Hoy en día, a falta de una definición específica y mundialmente aceptada de los proyectos verdes, la mayoría de los emisores solicitan revisiones independientes de los marcos de inversión para sus bonos verdes y emisiones específicas en beneficio del inversor. Los Principios de los Bonos Verdes también fomentan un alto grado de transparencia y recomiendan una revisión externa para suplementar el proceso de selección y la evaluación de proyectos del emisor”, indica.

Algunos ejemplos de emisiones de bonos verdes

En 2007, el Banco Europeo de Inversiones (BEI, la entidad de préstamo de la Unión Europea) emitió su primer bono de concienciación climática, y un año más tarde, el Banco Mundial emitía su primer bono verde. “Estas dos emisiones crearon la plantilla para el actual mercado de bonos verdes y el marco para definir proyectos elegibles para la financiación mediante tales instrumentos. El Banco Popular de China emitió sus propias directrices de bonos verdes en 2015 para estimular las emisiones, y China ya se ha convertido en uno de los mayores mercados del mundo”.

En 2019, el primer bono verde del gobierno holandés se concentró en la financiación de proyectos que le ayudan a adaptarse al cambio climático. “Dado que gran parte de los Países Bajos se halla por debajo del nivel del mar y por ello es vulnerable al cambio climático, los proyectos están relacionados con aspectos como el reforzamiento de diques, la monitorización y gestión de los niveles de agua y la optimización de la distribución de agua”, apunta Catalán.

Ejemplos más recientes

Ejemplos más recientes de proyectos financiados mediante bonos verdes incluyen un bono a 20 años de 5.000 millones de euros emitido por España en septiembre de 2021 para fomentar el transporte limpio. “Dado que el transporte contribuye en gran medida a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), los bonos verdes son un modo útil de financiar la electrificación del sector”.

En marzo de 2022 se emitió un bono verde de 1.750 millones de euros a 20 años para desarrollar y financiar el Grand Paris Express, una línea de metro de 200 kilómetros que conectará la periferia de París con el centro de la ciudad para satisfacer la creciente necesidad de movilidad sostenible. “Este proyecto es un elemento clave en el objetivo de convertir a París en una ciudad neutra en carbono, plenamente alimentada mediante energías renovables de aquí a 2050”.

En agosto, Alemania emitió un nuevo bono verde de 5.000 millones de euros y un vencimiento de cinco años para financiar proyectos verdes de transporte limpio, renovables y agricultura y silvicultura sostenibles.