Para el experto, la mejora de las condiciones económicas en esos países conducirá a la gestación de mercados bursátiles más fuertes en las próximas décadas. “Por tanto, creemos que los mercados en crecimiento y emergentes merecen una especial atención como destinos de inversión de largo plazo”, dice O’Neill. La cuestión para los inversores es cuál es la forma más eficiente de acceder a esos mercado -“una oportunidad en el contexto de la asignación de la renta variable global”-, a la vez que evitando los índices de referencia más comunes.
En el informe, GSAM debate sobre el sesgo inherente de los índices según la capitalización de mercado y su implicación para los inversores, así como una estrategia alternativa con otras normas que llama "Equity 3.0", que cree que permite a los inversores lograr retornos similares a los de esos índices con menos riesgo. Para construir esa aproximación, tiene en cuenta que los valores de mayor beta producen retornos pobres ajustados al riesgo frente a los de menor beta, mientras los índices por capitalización son susceptibles de sufrir burbujas temáticas. En contraste, la estrategia Equity 3.0 consiste en primer lugar en clasificar valores por su beta a cinco años, eliminando los valores más arriesgados y además, otorgar peso al resto de valores basándose en un cálculo de su valor intrínseco, en vez de en su capitalización de mercado.