Dadas las favorables perspectivas de crecimiento económico a largo plazo, los inversores esperan sacar algo bueno de cualquier nueva situación de crisis en los mercados emergentes. Y esto lo estamos viendo una vez más. Por primera vez desde el 2002, los mercados emergentes están bajo una gran presión. Hay salidas de capital de los mercados emergentes porque el banco central Americano está gradualmente normalizando su política monetaria, pero también porque los riesgos macroeconómicos en las economías emergentes han aumentado considerablemente. Esto conlleva un debilitamiento de las divisas, que a su vez fuerza a los bancos a subir tipos. Tipos de interés más elevados y un pobre clima de inversión a causa de políticas poco exitosas y el malestar social, aumentan aún más la presión en el pobre nivel de crecimiento.
El diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y desarrollados ha caído a un mero 2%. No se veía este diferencial tan bajo desde el 2001. Y mientras la presión en las divisas, los riesgos políticos y el malestar social también crecen a paso firme, una gran mayoría de los inversores parece pensar que las correcciones de los mercados ya han terminado. Los inversores institucionales vuelven a comprar, y varios creadores de mercado han lanzado recomendaciones de compra para los mercados emergentes. Su principal argumento parece basarse en su atractivo precio.
Ha llegado el momento de la verdad

Joel Filipe (Unsplash)
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