Henderson: El Efecto China

La adhesión de China en 2001 a la Organización Mundial del Comercio (OMC) marcó un punto de inflexión clave, al permitir su apertura comercial y la entrada de inversores extranjeros al mercado con mayor potencial del mundo. Desde entonces, la economía china se ha multiplicado por cuatro, pasando de 1,5 billones de US$ en 2001 a 6 billones de US$ en 2010. China, con su enorme superávit comercial, las mayores reservas de divisas del mundo y su pujante clase media, ocupa actualmente el tercer puesto en el ranking mundial de millonarios (que no paran de crecer).

Presencia internacional

China también es un país miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI), del G-20 y de diversos grupos regionales. Su integración en la comunidad internacional constituye un factor importante en el auge de China y su estrategia y sus políticas necesitan alcanzar un equilibrio entre responsabilidad, capacidad y prestaciones sociales. Aunque puede que sus puntos de vista no siempre coincidan, Oriente y Occidente están cada vez más abocados a trabajar juntos.

La creciente influencia de las economías emergentes salta a la vista. No hace mucho China colaboró en el rescate de la zona euro comprando bonos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. En un comunicado conjunto con India, algo poco habitual,

China instó en noviembre de 2011 a que los países desarrollados gestionen su deuda de forma más responsable para así restablecer la estabilidad financiera internacional. Asimismo, China está intentando que el G-20 se constituya en el principal foro de gobernanza económica mundial.

Crecer puede ser doloroso

Como era de esperar, el meteórico ascenso de China a la categoría de potencia económica y su integración en la economía mundial no han estado exentos de baches, lo que ha provocado fricciones tanto dentro como fuera de sus fronteras. Por ello, para no defraudar las expectativas de los inversores extranjeros, China necesitará profundizar en las reformas iniciadas tanto en el ámbito de las políticas y precios nacionales como en el de sus prácticas empresariales internas.

Uno de los problemas fundamentales de China es la voracidad con la que el país engulle alimentos y recursos naturales. Según un informe del coloso energético BP, China destronó en 2010 a Estados Unidos como mayor consumidor de energía del mundo. A pesar de sus intensos esfuerzos por aumentar su producción nacional y adquirir recursos en el extranjero, China continúa padeciendo una escasez de recursos.

Unipartidismo político

Los inversores deben tener presente que en 2012 se producirá el cambio de líder decenal en el sistema unipartidista de China. Los miembros designados del Comité Permanente del Politburó, órgano que adopta las principales decisiones políticas y laborales en China, serán los que determinen el rumbo futuro del gigante asiático.

De cara al futuro, resulta probable que tanto el vicepresidente Xi Jinping como el viceprimer ministro Li Keqiang releven a sus respectivos superiores jerárquicos actuales. Sin embargo, la identidad de los demás integrantes del comité sigue siendo objeto de fuertes rumores, hecho éste que, habida cuenta de que son los miembros del partido los que debaten sobre el plan de desarrollo futuro de China, aporta cierta dosis de incertidumbre política.

Con todo, lo que sí se sabe es que el crecimiento económico, la estabilidad interna y la necesidad de ofrecer una imagen de unidad seguirán siendo las prioridades del partido.

A diferencia de los occidentales, los mercados emergentes, como China, cuentan cada vez con más capital y mejores perspectivas de crecimiento. El dragón durmiente, ahora despierto, ha descubierto que su poder económico conlleva una mayor responsabilidad, ya que, para poder seguir creciendo, tendrá que reforzar su papel en el entramado político-económico regional e internacional. El año del dragón promete ser otro año dinámico para China.

Charlie Awdry es portfolio manager del fondo Henderson China Opportunities Fund