A la vista de los retos a los que se enfrentan los gestores a la hora de abordar un futuro incierto, el gestor considera que prepararse para los cambios es una parte importante del proceso de inversión.
El 2016 nos ha brindado valiosas lecciones sobre las trampas que encierran las predicciones. Acontecimientos que parecían improbables a comienzos de 2016 —la salida del Reino Unido de la UE y la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU.— han terminado sucediendo. “La incertidumbre se ha impuesto, o al menos eso es lo que podrían hacernos creer los medios de comunicación. Aunque estos acontecimientos tal vez se consideraban improbables, distaban mucho de ser imposibles por el estrecho abanico de posibles resultados en cada uno de ellos. Sin embargo, como bien nos recordó la crisis crediticia, no es únicamente la probabilidad del acontecimiento lo que tiene que preocuparnos, sino los perjuicios (o recompensas) que se producen cuando ocurre”, afirma James Clunie, gestor de Jupiter.
Según el experto y gestor del Jupiter Global Absolute Return, muchos expertos han vertido sus opiniones durante las últimas semanas, pero nadie puede hablar con certeza sobre cómo podrían resolverse las incertidumbres actuales. “Los mercados parecen bastante convencidos de que en Estados Unidos se avecina una oleada de inversión en infraestructuras. El diagnóstico general parece ser que la elección de Trump es buena para las acciones y mala para los bonos, aunque parece improbable que ambos extremos sean ciertos durante un periodo prolongado, habida cuenta de que las valoraciones de la bolsa estadounidense están en niveles excesivos”.
A su entender, los estudiosos de la historia de los mercados financieros encontrarán muchos ejemplos en los que nuestros modelos para prever el futuro han resultado ser deficientes ante sucesos en apariencia aleatorios. “Existe una serie de sesgos conductuales bien conocidos, como la ilusión de la experiencia reciente, el sesgo de confirmación, la falacia del jugador, el efecto de enfoque, etc. que pueden influir en las hipótesis que nos formamos y los tipos de decisiones que tomamos sobre la base de estos modelos. Aunque el Brexit y las elecciones a la presidencia de EE.UU. han creado sus respectivas incertidumbres, la gente ahora está esperando lo inesperado de formas en las que tal vez no lo habría hecho hace un año. El tiempo dirá si estos miedos están plenamente justificados (y la volatilidad, de hecho, sube) o si estamos viendo otra demostración palpable de nuestros sesgos conductuales”.
A la vista de los retos a los que se enfrentan los gestores a la hora de abordar un futuro incierto, prepararse para los cambios es una parte importante del proceso de inversión. En su opinión, nadie puede prever el futuro. “En realidad el reto de los gestores es preparar las carteras ante lo inesperado”.