Banca March lleva desde 1987 coinvirtiendo con sus clientes a través de sus famosas sicav institucionales. Sin embargo, no fue hasta 2008 cuando se lanzaron a abordar proyectos de coinversión en la economía real, oportunidad que se canalizó a través de Artá Capital (gestora de capital riesgo) con el fondo Deyá Capital.
Una década después, con más de una docena de proyectos a sus espaldas, la entidad da valor a esta unidad de negocio que forma parte del departamento de producto liderado por Juan Antonio Roche. En total, desde 2008, se han comprometido a este tipo de proyectos más de 1.200 millones de euros (un 44% en manos de Banca March), 520 clientes han invertido en ellos (de los cuales 160 han repetido en proyectos posteriores) y se han desinvertido el 37,5% (450 millones).
José Cloquell, director de Coinversión de Banca March, indica que este área es “una de las banderas y puntales del grupo”. Tan importante es para la firma que la coinversión supone uno de los condicionantes para que el grupo no se declare como independiente. Bajo la nueva normativa, la coinversión se da bajo un asesoramiento puntual.
Para Cloquell, “la coinversión no es una línea de negocio, sino una filosofía de concebir la economía real. Entendemos esta inversión como algo estructural y no coyuntural”.
En este sentido, destaca que cada año analizan cerca de 40 proyectos. Para el próximo año detectan oportunidades en el sector inmobiliario, aunque no saben si vía deuda o capital, en infraestructuras y en capital riesgo internacional. A pesar del interés en los anteriores, cualquier activo ilíquido puede ser potencialmente interesante para la firma, salvo recursos naturales, donde no realizan inversiones.
Estas estrategias suelen ir dirigidas a clientes muy concretos, normalmente históricos de la casa, que estén dispuestos a invertir una parte de su cartera, entre el 5%-10%, en activos ilíquidos durante un periodo de tiempo de unos 8 años de media.
