En ocho de los últimos diez años ha sido un mejor año para las small caps americanas con sesgo growth. Las valoraciones de las compañías value son alentadoras, pero, ¿es suficiente con eso?
Son tiempos duros para los gestores value. La recuperación de los mercados ha beneficiado de manera generalizada a la renta variable, especialmente la americana, pero la fortaleza de la subida no ha sido igual para todos. Muestra de ello es lo que ha ocurrido en el segmento de small caps estadounidenses. En la última década la apuesta ganadora ha sido el growth; un contraste fuerte con la década después del estallido de la burbuja punto com (2000-2010). Tal es así que el growth ha generado una rentabilidad anualizada adicional del 2,26% de media en la última década.
Tras diez años quedándose atrás, ¿hay motivos para volver a buscar oportunidades en valores con sesgo value? En opinión de Bill Hench, gestor del Legg Mason Royce US Small Cap Opportunity, fondo con sello Funds People calificación Blockbuster, las valoraciones atractivas siguen siendo el principal argumento a su favor. “Los últimos años de crecimiento fuerte y tipos de interés mínimos ha favorecido al growth, pero si cree que el crecimiento se va a moderar y que los tipos volverán a la normalidad, entonces es el momento del value”, argumenta en una reciente visita a Madrid.
El problema es que este ha sido una tesis perdedora los últimos ocho años. Y así se refleja en el gráfico a continuación. El Russell 2000 Growth ha batido al Russell 2000 Value en ocho de los últimos diez años. “Ha sido el periodo más duro para los inversores value desde la burbuja de internet”, reconoce Hench, “pero incluso si solo hubiera una reversión a la media hay fuertes argumentos a favor del value”.
Hench mantiene el optimismo tras un 2018 complicado para las small caps estadounidense –que cedieron un 11% el año pasado- y aún más duro para la estrategia del fondo, que cayó un 20,5% en ese mismo periodo. “Siempre lo hacemos peor en años malos para el índice porque el fondo se mueve en los valores más pequeños por capitalización. En picos de caídas la menor liquidez castiga aún más a la cartera”, explica. La contraposición es que en años buenos el fondo lo hace aún mejor que el índice. Así se cumplió en 2012, 2013, 2016 y 2017, cuando pese a que el Russell 2000 generó una rentabilidad de doble dígito, el fondo logró batirlo.
El gestor es positivo precisamente porque 2018 fue tan malo. Analizando el recorrido histórico de las small caps norteamericanas, tras un ejercicio negativo suele venir uno muy bueno. La única excepción en los últimos 30 años fue en 2008.
Por eso, reconoce que ha sido oportunista en los últimos meses. Tal es así que la liquidez del fondo está en mínimos históricos, cerca del 2%. En estos momentos la cartera busca capturar los vientos que soplan a favor del sector de infraestructura norteamericano. “Al igual que en las anteriores elecciones, la inversión en infraestructura será un foco principal”, vaticina el experto. También han vuelto al sector tecnológico, al área de semiconductores, tras la corrección del último trimestre de 2018.